¿Somos cívicos o somos víctimas?

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Por Alexander Pérez

El origen de la palabra civismo se refiere a la etimología civis (ciudadano) y civitas (ciudad). Entonces se entiende por civismo a las pautas mínimas que los seres humanos deben tener para convivir en sociedad, sea la colectividad, el respeto, la cortesía, el derecho ajeno etc….
Es digno destacar que todos estos valores deben estar en armonía con las actitudes de las  personas que deben actuar de manera adecuada frente a cualquier adversidad y situación en cualquier parte del mundo.

Donde existan países democratizados a sus ciudadanos se les enseñan estos valores y estos son vinculados al amor patrio, pues a diferencia de lo que muchos piensan, el amor a la patria es parte del sentimiento cívico que todo ser humano debe tener.
En Cuba, por ejemplo, se nos enseña en la asignatura de cívica los comportamientos más elementales del ser humano, la educación formal. Sin embargo se nos oculta el hecho de que el civismo va más allá de asuntos de educación conductual. De manera premeditada se nos hace ver que el amor patrio es el amor a la Revolución del 59 y que salirse fuera de este parámetro es estar en desacuerdo con la cívica cubana.

Esta situación es la que justifica el hecho que en cualquier parte expresar tus ideas, aun cuando fueran contrarias a las de los demás, es una manifestación de una cultura cívica sana, eso es en todas partes, pero en la Cuba de hoy no. Decir  lo que se piensa en Cuba es contrarrevolución, exigir un cambio es ser gusano y escoria, lo más triste es que a nuestra nación le han mutilado por más de cincuenta años el verdadero civismo y esto está acabando con los derechos más elementales que cualquier país debe tener.
El resultado de una Cuba sin educación cívica se puede ver por todas partes. Por ejemplo, cada domingo los maltratos a las damas de blanco, mujeres pacificas que solo expresan su civismo con un gladiolo en la mano, o la cantidad de artistas de todas las manifestaciones que han tenido que salir del país o han tenido problemas por su forma de manifestarse. Ejemplos sobran y mencionaré los actuales: una Tania Bruguera, un Danilo Maldonado, los Aldeanos etc…

El resultado de la falta  de civismo lo vemos cuando un grupo de cubanos oficialistas arremeten en Panamá contra otro grupo de paisanos solo por poner una ofrenda floral al busto de Martí, como si Martí no fuera de todos los cubanos. Sin embargo, donde más afecta la carencia de civismo en una sociedad es en la falta de derechos elementales. Y puede haber muchos grupos hoy en Cuba dispuestos a luchar por un cambio. Puede haber personas sacrificándolo todo para esto, que si al cubano no se le educa, y se les devuelve el saber votar por su propia voluntad, se les enseña que la protesta pacífica no es contrarrevolución sino un derecho que indica el progreso y desarrollo de un país, no se podrá avanzar mucho.

Por favor, utilicemos bien el tiempo y los recursos en enseñarle al pueblo que es política, que es cívica, que es nación, que es derecho. Démosle a probar el sabroso manjar del civismo sano y demócrata y muy pronto tendremos frente a nosotros una nación nueva y preparada para el cambio. Y recuerden, pueden ser fuertes los adversarios y doctrinarios del régimen, pero con las ideas no hay quien pueda y mucho menos cuando se prueba el néctar de una verdadera democracia. O nos volvemos cívicos o seguiremos siendo víctimas.

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