El señor de los ojos almendrados y yo

 

FEEM

 

Por Niurvys Roca

¿Cómo en Cuba funcionan las elecciones en la escuela, y sin embargo, no hay mecanismos para escoger a quienes representan a tu país?  Aquí comenzaron mis sospechas de la hipocresía tan grande que se admite, nos preparan desde la primaria para elegir a los que nos organizan y estarán pendientes de nuestras necesidades, pero luego esto no existe en la vida como ciudadano cubano. Yo comprendía en aquel entonces que la escuela era la vía oficial para hacernos personas de bien y que todo lo que aprendieras allí lo aplicarías en la vida cotidiana.

Era  principio de nuestro curso escolar y la Escuela de Arte celebraba como cada año elecciones para escoger a los dirigentes de la FEEM (Federación Estudiantil de la Enseñanza Media). Ellos estarían pendientes de que todo funcionara correctamente, defender los derechos de cada estudiante y plantear las mayores necesidades ante los pintorescos personajes que debían responder y dar soluciones. Nos encantaban esas fechas, debías votar en secreto y se reunían estudiantes y profesores para saber los resultados. Ese año fue diferente, mi nombre se mencionaba por los pasillos. Fui elegida para representar a los estudiantes, al principio la menos feliz era yo porque debía concentrarme en mis estudios al máximo y esto robaría parte de mi tiempo, luego supe que podía ser de gran ayuda y decidí asumir la responsabilidad.

Todo empezó lindo, reformas en algunas áreas que no funcionaban según nuestra visión, métodos para escuchar a los estudiantes de una manera personal, vías de estudio extra con un tutor para los estudiantes que necesitaban más horas de entrenamiento en la especialidad o escolaridad, seguimiento continuo de necesidades de los becados fundamentalmente entre otros. Esa temporada tuve que trabajar triple, tenía la especialidad en la mañana, en la tarde escolaridad y casi siempre reuniones lejos de la escuela  que afectaban mis horas de clases.  Recuerdo llegaba a casa sobre 10pm para despertar al otro día a las 4  am porque el P1 (bus) la mayoría de las veces no se detenía en mi parada. Fue extenuante pero una experiencia que valió siempre la pena.

A mediados de mi presidencia al parecer habían descubierto el agua tibia, yo no era militante de la Juventud. Un señor recuerdo alto, cabello oscuro y ojos almendrados hizo sus primeras visitas. Al comienzo en tono amable y preocupado, luego intenso y hasta amenazante. En ocasiones yo debía salir de mis clases solo para atenderle, nunca entendí la importancia de él más que mis clases, siempre con el mismo tema.

Su inquietud era que yo debía pertenecer a la Juventud, a lo que respondía una y otra vez  «mi madre vive en tierras del supuesto enemigo, necesito comer y vestir de lo que ella envía, no considero que alguien pueda ser militante de la juventud sin ser Comunista. Un buen Comunista debe serlo sin hipocresía a la igualdad que se proclama. Para serlo debo comer solo con lo que me da la Revolución y yo no sé cómo lo hacen los otros, pero yo no puedo. Cuando trabaje veremos si me alcanza para vivir, entonces me lo pienso. Por el momento debo mantenerme según mis ideales, alejada de todo lo que requiera ser igual o vivir doble moral para  aparentar ser igual y cumplir con las normas”, yo terminaba con una sonrisa de esas comerciales que odia mi novio cuando no me agrada alguien pero debo seguir conviviendo con ella unos minutos más.

Ese señor me acosó por semanas, me obligó incluso a ir a reuniones donde recuerdo expresé mi inconformidad porque no resolvía nada, hablaban en términos totalmente descalificativos hacia otros en ocasiones y todo el tiempo intentaba convencerme de ser parte de la Juventud cuando yo ya había dicho una y otra vez que no sería posible. Fueron días intensos, por suerte me conocía millones de maneras de escapar de ese señor sin que me viera y mis propios amigos a modo de burla hacia él me decían que tan cerca estaba de mi localización, esquivandole un 95% de sus visitas. Sus últimas amenazas fueron que no podía ser dirigente de los estudiantes por no tener mi carnet de la Juventud a lo que respondía en tono calmado pero dejándole saber que no jugaría ese juego conmigo “Eso no lo decide usted, eso lo decidirán las personas a las que yo represento”.

Seguí siendo presidenta, el señor que más que intimidarme me causaba pena, jamás pudo convencerme de lo que yo tenía muy claro y a lo cual sabía no le apoyaba la realidad para probarme lo contrario. Fue una etapa realmente linda para mi, estudio, ensayos, proyectos, gente maravillosa concentrada en planes serios para sus vidas y unos maestros que no olvidaré jamás. Con esto les cuento que las mentes débiles que amenazan tan solo son eso, mentes débiles, víctimas de otros y otros y otros, un señor destinado para eso no pudo con una niña de 17 años.

Hice las cosas bien, no tenía miedo a expresar mis ideas y sabía que los estudiantes estaban de mi lado porque me vieron trabajar duro por ellos. Si todos lográramos ser libres internamente estoy segura que perderán el control esos señores altos, de cabellos oscuros y ojos almendrados. No más excusas, practiquemos la libertad interna y el cambiar, ese es el primer paso, si pudo una niña de 17 años, tú también puedes. Comencemos respetándonos según dicte el corazón, no nuestra necesidad, asume todo reto, no hay nada más hermoso que ser libre dentro de uno mismo en una vida tan corta como esta. Si quieres un país libre, comienza actuando como un hombre y una mujer libre, si contagiamos a once millones de cubanos, Cuba volverá a ser nuestra.

 

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Niurvys Roca

Niurvys Roca, nací en Cuba en junio de 1988. Al terminar mis estudios en la Escuela de Arte me reunifico con mi madre en los Estados Unidos y más tarde me mudo con mi hermano cerca del mágico New York. Decidí poner en práctica mi derecho como ciudadana cubana y escogí el Movimiento Somos+ del cual soy miembro actualmente. Quiero ser parte del cambio y colaborar con todo lo que nos dirija a la Libertad, una Libertad que más que exigirla debemos provocarla con verdades, coherencia, amor, esperanza, alegría y sobre todo símbolos + que tanta falta han hecho en esta lucha.

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One comment on “El señor de los ojos almendrados y yo
  1. // No basta con ser persistente y tener suerte, Niurvys //

    Por lo que entiendo te aceptaron una excusa ligera para «no ser comunista» y evidentemente y tenías popularidad entre los estudiantes. Pero evidentemente nunca notaron en ti una visión democrática de la sociedad y su incompatibilidad con el sistema de gobierno nacional impuesto que tenemos. Si hubieran notado eso te hubieran quitado de la posición de líder y hasta te hubieran hecho dificultoso estudiar.

    Lo que quiero hacer notar que no basta con «darle la vuelta» al sistema y esforzarse por participar.

    Para cambiar la situación que tenemos hace falta mucho más. Hay que profundizar en las ideas sobre la sociedad y *en los métodos para cambiarla* como se necesita. Con eso cada uno puede *hacer* su parte, menor o mayor. Y los que tienen capacidad de líder les explican a los demás y los hacen participar también. Necesitamos la participación efectiva de una cantidad siempre creciente de ciudadanos.

    Saludos.

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