De los inspectores, las multas, los salideros y el derroche…

 

Salidero de Vento y Acosta Cerro hace tres meses

 

Por: Pedro Acosta

Según cifras oficiales, en el país se bota más del 50% del agua que se bombea y el máximo responsable de ello es el régimen, que carece de los recursos, la disciplina y la exigencia para resolver tan grave problemática.

En La Habana hay más de 100 mil personas que reciben el agua en pipas. A algunas les llega solo dos veces a la semana y casi toda la ciudad es abastecida en días alternos. En las casas en que no existe cisterna (la mayoría), deben recurrir a cuanto recipiente esté a su alcance para poder solucionar la situación.

Los inspectores de Aguas de la Habana en la capital tienen su cuota de multas en función de contribuir al ‘’ahorro” del imprescindible elemento. Los que no cumplan con ella no podrán cobrar el estipendio en divisas que les asignan. Pero su trabajo no va encaminado a sancionar y solucionar sus propias violaciones, las del estado, ni al derroche de los poderosos, sino al pueblo. Por lo que es común que se den situaciones que atentan contra lo establecido y lo justo.

En días pasados presencié un hecho que demuestra lo planteado. En el mismo, intervinieron tres inspectoras de Aguas de la Habana: Bárbara Valdés, su hija, y Miriam.

Las dos primeras requirieron a un hombre por regar el césped de su vivienda fuera de los días establecidos (sábados y domingos). Este les dijo que entendía que podía ser también antes de las 9am, cuestión que negaron ambas mujeres. Les preguntó el porqué de tanta preocupación por el poco de agua que vertía en su césped si, de seguro, en las piscinas de Miramar, Santa Fe y en Punto Cero gastaban miles de litros a la semana y esa era un agua que la derrochaban los poderosos de este país.

De inmediato, procedieron a imponerle una multa, la cual no se pudo ejecutar porque ninguna de las dos poseía el carnet de inspectoras, el aludido se negó a pagarla. Solicitaron entonces, vía celular, la presencia de Miriam, quien a pesar de no haber visto cómo el hombre regaba sus plantas, impone -a solicitud de Bárbara- una multa de 150 CUP sin tener en cuenta la escala establecida de 20 a 300 CUP. Luego reconocen que antes de las 9am y después de las 6pm se puede regar, pero en el pliego que les dan a ellas para mostrar a los que multan, la parte de los horarios no aparece.

Esto que ocurre sí es para multar y no lo hacen. En el área donde se sirven las pipas, al costado de las oficinas de Aguas de la Habana, esta se derrama por decenas de miles de litros al día, corre por dos calles hacia Vía Blanca y el rastro, en ocasiones, se puede seguir a más de 400 metros del lugar de despacho.

En conversación con algunos “piperos”, estos me dicen que cobran por viajes y siempre los están apurando. Que los despachadores también sienten la presión de tener un camión cisterna detrás de otro.  Reconocen que el motivo principal es que a nadie le importa el agua derramada siempre que se abastezcan los lugares establecidos. No existe reglamento al respecto y si lo hay, ellos lo desconocen y nunca les han exigido por el derrame.

Tiene que cesar el chantaje económico de los inspectores. Cuba debe contar con gobernantes que no estén por encima de su pueblo y que cumplan con lo que a otros exigen, donde los funcionarios no estén presionados y forzados a actuar contra sus iguales y exigir de estos lo que a los poderosos no pueden exigirle.

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Pedro Acosta

Nací en Diciembre de 1951. Estudié Contabilidad hasta 3ero y Derecho hasta 2do. Fui combatiente internacionalista en Angola. Dirigí la Ref. aceite comestible más grande de Cuba. Fundé en 1995 un restaurante que dirigí por 17 años. Escribo actualmente para medios independientes. Y hoy estoy aquí aportando mi parte como ciudadano porque la suerte se construye y se abona nadie nos la regala.

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One comment on “De los inspectores, las multas, los salideros y el derroche…
  1. Artículo objetivo, elocuente y proevedor de un gran problema en la Habana, aunque deja un final sin meta, quizás sea porque no esté la solución física a disposición (construir un tanque o cisternas en el municipio, crear la red de tubos necesaria para la transportación de agua) o quizás necesitemos primero una solucion jurídica (demandar a aguas de la habana, por su mal trabajo, cual es su presupuesto mensual para tal distribucion, emplea en supervisores y no en hacer eficiente e higiénica el transporte y distribución del agua, la cual creo debe ser la función esencial de este organismo comunitario.

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