Por Kaned Garrido
Las soluciones para los escombros en las calles, para la desesperación de los microscópicos salarios, para los niños mal alimentados, para los edificios que se caen y los aviones que despegan con más cubanos hacia otras tierras, para esos, nuestros problemas, nos las encontraremos en los discursos en la plaza.
Tampoco estarán en los cientos de papeles que gasta diariamente la burocracia cubana para controlar y gestionar un sistema que no funciona.
La llama de la creatividad humana es la única que puede en este momento sacarnos del profundo abismo en el que hemos caído. Dándole luz a los talentos de millones de cubanos que esperan inquietos por inundar su isla de ideas, de fórmulas que le pongan fin a la desesperación.
No es la presión material la que está matando al pueblo, es el silencio de sus aspiraciones, el callejón sin salida para sus sueños en el país que nacieron.
Las leyes actuales de Cuba con respecto a las iniciativas están construidas con gran genialidad. Es como si alguien se hubiera tomado la trabajosa tarea de pensar cómo podría empobrecer a un país y cerrar todo intento de las personas para crecer. Aunque sádicamente lo buscaran, muy pocos pensadores y estadistas del mundo hubieran sido capaces de concebir un sistema así. Es todo un monumento a la burocratización y a la rigidez humana.
Los cuentapropistas no tienen prácticamente libertad para moverse en el asfixiante régimen tributario. Según un análisis de Lorenzo L. Pérez la carga de impuestos en Cuba es el doble del promedio latinoamericano.
Cuando comenzaron las aperturas a los pequeños negocios la Iglesia Católica creó un programa para las personas emprendedoras. Se trajeron expertos extranjeros y se asesoró a los alumnos para que diseñaran sus propios proyectos de microempresa.
Todos estaban entusiasmados, tanto los que pasaron el curso con la Iglesia como los que se valieron de la experiencia que ya tenían. Concibieron ideas como las de crear salas de recreación en 3D, espacios para los hinchas del futbol, guarderías, cafeterías, negocios de fotografía, talleres de costura y venta de ropa.
Estos emprendedores también buscaban hacer un aporte social. Por ejemplo en las salas 3D se ofrecerían facilidades para que los niños discapacitados y de bajos recursos entraran en tandas especiales. También surgieron ideas como la de crear un espacio artístico para que los niños pintaran y desarrollaran su talento.
Estas son colinas muy empinadas para el cubano de a pie. Incluso los pequeños proyectos necesitan dinero para comenzar. Algunos lo consiguen gracias a los familiares que viven en el exterior. Otros comienzan sin apoyo, pero quedan endeudados hasta el cuello. En ese momento había muchas promesas de créditos para financiar estas iniciativas, y al parecer la legislación estaba jugando en favor del pueblo.
¿Qué sucedió entonces?
Lo trataremos en el siguiente artículo
Fuentes
Los impuestos en cuba: ¿qué se debe cambiar? De lorenzo l. Pérez
http://www.cubanalisis.com/CUBA%20EN%20LA%20PRENSA%202011/LOS%20IMPUESTOS%20EN%20CUBA%20QU%C3%89%20SE%20DEBE%20CAMBIAR.htm
- Documental Emprendedores
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Kaned Garrido

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