Mi patria es dulce por fuera,
y muy amarga por dentro;
mi patria es dulce por fuera,
con su verde primavera,
con su verde primavera,
y un sol de hiel en el centro.N. Guillén
Por : David George.
Los estudiantes de mi generación, todos, fuimos educados bajo los dogmas, la censura y los lemas; nos inculcaron repetir frases vacías y, con apenas seis años ya debíamos aspirar a ser como aquel espectro idealizado a como diera lugar, sin importar la inocencia que entonces nos acompañaba y que con cada consigna nos era violada.
Por estos días, tal vez a causa de los años ya sobrevenidos, recordaba y reía hoy, a solas, con esa etapa alucinante. De aquellas memorias me sobresaltaron los también repetidos versos de aquel poeta vanguardista y militante que conocíamos en primaria y luego no nos abandonaba en los libros de textos hasta el preuniversitario.
Nos lo presentaron como el poeta nacional y así lo consideraba hasta que años después advertí que ya a José María Heredia (1803-1839) lo habían honrado mucho antes con ese título bien merecido; incluso Julián del Casal (1863-1893) y Agustín Acosta (1876-1979), habían sido considerados como tal.
Pero por supuesto, la obra de Nicolás Guillén (1902-1989) fue para nosotros la más redundante y estudiada, quién de los míos no recuerda: La Muralla, Canción, Negro bembón, Cuando yo vine a este mundo y muchos más. Definitivamente, separando al hombre de su obra, me gusta su poesía, qué decir de: Digo que no soy un hombre puro, tan atrevida incluso para este siglo.
Pero sucede que se fue extinguiendo, nunca más escuché en una actividad escolar declamar: «Por el mar de las antillas» o «Palabras fundamentales«, así la obra de quien fuera el primer y único presidente de la UNEAC por más de 20 años, tomó el mismo espíritu sombrío que la de Casal o Heredia en mis tiempos, aun cuando como ellos, permanece en la literatura docente.
Por supuesto, no presumo ingenuidad ni nostalgias en esta ausencia, sino que con toda pretensión trato de imaginar hoy día en algún medio cubano aquellas estrofas que reiteraban: Tengo, o tal vez con vigencia irreverente, cual nunca hubiese imaginado el autor desde su comprometida postura política; aquel que con sus versos sentenció:
No sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo,
si somos la misma cosa
yo, tú… tú, yo.
Tú eres pobre, lo soy yo;
soy de abajo, lo eres tú;
¿de dónde has sacado tú,
soldado, que te odio yo?
Me duele que a veces tú
te olvides de quién soy yo;
caramba, si yo soy tú,
lo mismo que tú eres yo.
Pero no por eso yo
he de malquererte, tú;
si somos la misma cosa,
yo,tú,
no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo.
Ya nos veremos yo y tú,
juntos en la misma calle,
hombro con hombro, tú y yo,
sin odios ni yo ni tú,
pero sabiendo tú y yo,
a dónde vamos yo y tú…
¡no sé por qué piensas tú,
soldado, que te odio yo!
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Nicolás era de izquierda y era de una generación diferente a Fidel,cuando triunfó Fidel ya Nicolás vivía exiliado hacía como 6 años y había viajado el mundo entero, luego solo ocupó que yo recuerde según me han contado ,cargos intelectuales y no políticos ,murió con ochenta y tantos años y su enfermedad duró mucho y estaba bien discapacitado supongo que no le era útil ya a Fidel para su eterna mentira política y el nieto que si lo conocí era bastante rebelde y no tenía nada que ver con el sistema.Usted sabe que en Cuba también te juzgan por lo que hace tu familia.