Por: Amelia Albernaz
El cuatro de abril de 1962 se crea La Unión de Jóvenes Comunistas. Sus “gloriosas” filas fueron integradas por muchachos ejemplares en todo su haber estudiantil. Fidel pronunciaba arengas enardecidas para alentar a las más jóvenes generaciones de aquellos primeros años, a cometer actos heroicos en pos de la libertad y soberanía cubanas.
Las filas de la UJC comenzaron a crecer y, en un inicio, contribuyeron a la unidad y a la fraternidad de los jóvenes. Sin embargo, paulatinamente, se fueron trocando ideas y desvirtuando senderos y la unión de jóvenes comunistas pasó a ocupar un lugar oscuro e importante en la cacería de brujas que, cinco años después, comenzó el gobierno cubano contra todos los que tuvieran criterios divergentes a los principios de la revolución socialista.
Entonces, muchos de esos jóvenes intachables se convirtieron en inquisidores y denunciantes de otros jóvenes que al igual que ellos militaban en las filas; pero se habían desviado, con comentarios o pequeñas acciones, de la doctrina comunista.
En nombre de esos preceptos, los únicos miembros de esa generación de la Era de Acuario que, por ejemplo, vivieron sin saber que la música de los Rollings Stone y los Beatles eran símbolo de la rebeldía y no de la cultura imperialista, como tantas veces les dijeron y por la cual acusaron de diversionistas ideológicos a jóvenes brillantes, y les destruyeron sus carreras universitarias. Nunca supieron de la herida física y filosófica que produjo la revolución cultural de nuestro amado camarada Mao.
De lo que sí estaban enteradas esas generaciones, y muy seguras era que de ellos se esperaba sólo fidelidad y más sacrificio, obediencia y más disciplina. Aunque tras el doloroso fracaso de la Zafra de 1970 los jóvenes sabían que el luminoso futuro se había distanciado un poco, en realidad apenas tuvieron noción de cómo aquel desastre político- económico, si me permiten llamarlo así, iba a cambiar la vida del país y de los jóvenes cubanos.
Las carencias que entonces se agudizaron, no los sorprendieron, pues ya venían acostumbrándose a ellas, y tampoco los alarmó que tras el fracaso económico las exigencias ideológicas se hicieran más patentes; pues ya formaban parte de sus vidas de jóvenes revolucionarios aspirantes a la condición de comunistas, y las entendían o querían entenderlas como necesarias. Que en medio de esas efervescencias se enteraran de que una maestra de la universidad fuera separada de su puesto por confesar que profesaba creencias religiosas los conmovió pero aceptaron en silencio y justificaron esa alevosía como un mal necesario para limpiar de lumpen el camino de la revolución.
Así aprendieron a callar y obedecer nuestros jóvenes comunistas de los primeros años revolucionarios. Cercenaron sus ideas y, de esa forma, nació la primera manada de obedientes y asustadizos que dieron al traste con las esperanzas de una democracia plena. Nació una nueva Generación perdida, esta vez en el Caribe.
Luego, vinieron las decepciones y los divorcios ideológicos; pero no nos ayudaron tampoco con eso. Muchos, reconcentrados en su dolor, no supieron formar en sus hijos el verdadero amor a la patria, no hallaron las palabras correctas para no volver a ver repetidos sus errores en los niños que trajeron al mundo y que, más tarde sería mi generación, la que muchos llaman con un dejo de resignación, “la Generación de los brazos caídos”, y un poco más allá: la Generación “Bodrio”.
Estas generaciones, en su mayoría, no se sienten identificadas con la UJC, muchos rechazan esta anacrónica organización política por abyecta y sumisa del régimen.
Entonces no, no celebramos hoy el día de la UJC y mucho menos, de la Organización de Pioneros José Martí, ominoso el significado que ha querido darle el Estado al nombre del Apóstol “bautizando” con su nombre a una organización que adoctrina a los niños desde edades tempranas. Queremos una juventud libre, una juventud que piense por sí misma, que nadie le diga lo que tiene que hacer. Sólo así emprenderemos el camino a la libertad y al cambio en nuestra tierra. Esas tristes organizaciones no nos representan.
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Las organizaciones juveniles de los partidos comunistas son «correas de transmision» (Lenin 1921).La UJC nunca fue otra cosa.Es increible la ignorancia del cubano promedio ,incluyendo a los opositores ,sobre la dictadura de Nomenclatura comunista y el sistema de Colectivismo Burocratico.Ejemplo :El Comite Central del KOMSOMOL,incluido Kosarev,su Secretario General,fueron fusilados en 1939-1940 en la URSS.
yo considero que los jovenes en cuba estan bien formados, pq nos preparan para la guerra que es lo peor , asi que por eso resistimos la migracion, el destierro, cualquier trabajo y lo que venga, porque cualquier opcion que nos den sera mejor que para la que fuimos preparados.
el adoptrinamiento solo cala en mentes debiles y en los boliburgueses que al final tambien emigran y no por carencias precisamente, ejemplo los hijos de Eusebio leal.
Lo que pasa es que el modelo mental no es cambiado, eso es lo que se debe de cambiar .
?Nunca has pensado en ser
verdaderamente libre e
independiente tener criterios
propios?.
Porque
Porque ya eres y estas programado
y además tienes miedo
a las ideas nuevas y además eres represor por tanto tienes
miedo, miedo a ser reprimido
le pones grilletes a otro y
refuerzas el tuyo y garantizas
que tus desendientes los tengas, que pena me das