Por: Pedro Acosta
Más de medio siglo después de ser tomado el poder por Fidel Castro, los valores morales y éticos que siempre distinguieron al pueblo de Cuba presentan un deterioro universal.
El totalitarismo: la supremacía de un hombre y su partido. La subordinación en todas las esferas de la vida del país a la eterna “’revolución” y a la política. Las malas decisiones y la imposición de criterios personales, trastocaron no solo la economía, sino a la sociedad cubana en su conjunto.
En la medida en que el gobierno iba destruyendo la industria y la agricultura, los valores humanos se iban degradando a pasos agigantados. El honor, la lealtad, la caballerosidad, la palabra empeñada y la buena educación son bienes en desuso.
Qué conceptos morales se pueden inculcar en un pueblo cuando en vergonzoso e indignante trueque de valores se premia la deslealtad, la traición y la denuncia anónima. Cuando a los ruines “chivatos”, se les rinde honores, por el simple hecho de infiltrarse y delatar a pacíficos contrarios al régimen. Cuando en vileza total se permite y se protege a quienes ofenden y golpean a la oposición política.
La necesidad de subsistencia se impuso hasta para los más honestos, el salario que el gobierno paga a nadie le alcanza para vivir. En Cuba, el que no “sustrae” de su centro de trabajo… lo compra. Han obligado a nuestro pueblo a convertirse, por mucho que nos duela el aceptarlo, en una recua de violadores de la ley. La sentencia: “Pobre, pero honrado.” Fue enterrada y hoy prevalece el: “¿Qué búsqueda hay ahí?”
En diferentes Congresos se ha abordado el tema, pero nadie se atreve a levantar el dedo acusador señalando al culpable. Cobardes y compinches siguen siendo, y eso forma parte de la degeneración social.
Muchos, que son parte del problema, se preguntan: ¿Cómo fuimos a parar aquí? La respuesta la sabemos todos, no hay que buscar más pretendidos enemigos y decir que: “Se debe luchar por rescatar nuestros valores y nuestra cultura”. El responsable tiene nombre y apellidos, Fidel y la equívoca revolución que él instauró.
Señores intelectuales, llegamos a esto desde que “el Comandante”, en la Plaza, calificó a sus compatriotas -por pensar diferente- de gusanos, vende patrias, traidores. Cuando muchos de ustedes, hoy preocupados, callaron, convirtiéndose en cómplices de lo que sucedió durante el llamado “Quinquenio Gris”. Y hoy, con lo que está ocurriendo con los periodistas de los órganos oficiales que emiten sus propios criterios, más que partícipes, son instigadores. También ustedes saben, porque la practican, que la doble moral es uso obligatorio.
Dolorosa realidad que también se fue conformando desde que se recurrió a quien estuviera dispuesto para ejercer el honroso oficio de educador sin tener en cuenta si estaba preparado intelectual y éticamente para ello, y se acercó cada día más el rango de edad entre profesores y alumnos. Cuando por mandato se construyeron las escuelas en el campo. Cuna de desagradables y perturbadores “inicios” para la juventud cubana. Se obligó así a los padres a separarse de sus hijos desde edades muy tempranas. Entonces, de hecho, la formación de las nuevas generaciones quedó en las endebles manos del estado.
La vergüenza continuará, señores, mientras veamos, como sucedió en Panamá, a intelectuales y profesionales, babeando, cual jauría, al ofender, lanzando vituperios, a los cubanos allí presentes que no eran de su causa. Y en el colmo de la impudicia vimos como un “Pastor comunista”, en entrevista televisiva, declaraba con cinismo: Que había sentido la presencia de Dios a su lado mientras vociferando y rojo de la rabia lanzaba insultos e improperios, cual tunante, contra compatriotas que no compartían con él sus ideas políticas.
Pienso que la situación económica por la que atraviesa Cuba se puede resolver con una poderosa inyección de capital extranjero – que ya tuvimos- y con una certera dirección del país, de la que siempre hemos carecido.
Pero… ¿Podemos inyectar en el ser humano los valores éticos y morales. Los obtendremos mediante la importación? ¿O los resolveremos con planes, decretos o lineamientos?
Para contactar con el autor escribe a: pednika51@gmail.com
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Un artículo interesante y un poco sentido por los últimos acontecimientos ocurridos y detenciones hacia vosotros, y claro no es para menos sentirse así. Los caudillos, los xhivatones* siempre formaran parte de nusestra sociedad matizada por la doble moral, pero amigo no creo que poner una foto de unos niños sea lo mas conveniente para este post, porque echas por tierra nuestra juventud y esta mal empleado, otra cosa la doble moral y los demás males son culpa de nosotros mismo que vivimos así, y no todos los cubanos somos así, y si la mayoría piensa como yo entonces eatas en un error amigo, no se ha perdido todo, estamos ahí, los jóvenes formados bajo la revolución con nuestro propio punto de vista y nuestra forma de ver la realidad, creo que somos+ ha entrado en el rencor, ustedes han entrado a su juego, y creo que ese no es el objetivo, o si? Creo que no todo es general ni todo se puede calificar en una palabra, si quieren ser diferentes dejen el rencor y luchen por el pueblo, no sólo por sus intereses,parecerá loco este comentario, pero en
Muchos anteriores eh visto odio y rencor, para construir, hace falta ganas y observar bien tu alrededor, saludos y espero que dejen libres a los detenidos.