Martí Hombre

 

Por: Maykel Aledo

Existe un reclamo por reflejar más al Martí de carne y hueso. Liberarlo de la fría piedra de mármol, de las frases sacadas de contexto y recitadas de memoria. Que el político, el Héroe Nacional no sea todo el hombre.

¿Existen razones para ello? Sí. Contemplarlo sólo desde su pedestal puede ser una barrera psicológica para identificarse con él y creer que es posible seguir, en la práctica, su ejemplo.

¡Cuidado! No es despojarlo de lo que hizo se convirtiera en El Apóstol. Tal profanación lo convertiría en un hombre común. Y Martí es el menos común de todos los cubanos. Pero el camino mejor para identificarnos con él, es comenzando por conocer- el Martí joven que se enamoró, que en la adolescencia tuvo contradicciones con su padre y pensó en suicidarse pero al que amó inmensamente, que rió, que fue a fiestas, que alagaba  a las mujeres, que a los 24 años una joven de 17 años se enamoró perdidamente  de él, que hizo el amor a la orilla de un río, que sufrió enfermedades terribles a consecuencia del presidio a que fue sometido con solo 16 años, que fue padre amantísimo y en el amor de su hijo se refugió cuando del mundo sufrió su peor espanto…;- para llegar mejor después al Héroe que por su  talento, pudiendo haberse convertido en un hombre rico, se consagró en vida y espíritu a terminar de fundar la Nación Cubana.

Habiendo dicho lo anterior, veamos cómo vieron a Martí algunas de las personas que lo trataron personalmente.

Según Carlos A. Aldao, periodista argentino, Martí era de pequeña estatura, cabello castaño, fino y algo ensortijado, delgados los labios, dientes fuertes y separados. “Lo más notable de su fisonomía eran los ojos: pardos, límpidos, grandes, notablemente apartados entre sí, que alejaban toda idea de falsedad o hipocresía, con reflejos simultáneos de bondad y fortaleza.” Lo describe al caminar con paso corto y rápido.

Para el General Enrique Collazo “Martí era un hombre ardilla; quería andar tan de prisa como su pensamiento, lo que no era posible; pero cansaba a cualquiera. Subía y bajaba escaleras como quien no tiene pulmones. Vivía errante, sin casa, sin baúl y sin ropa; dormía en el hotel más cercano del punto donde lo cogía el sueño; comía donde fuera mejor y más barato; ordenaba una comida como nadie; comía poco o casi nada…”.

Cuenta Alberto Plochet, agente al servicio de Martí, que en 1885 al separarse el Apóstol de la intentona revolucionaria conocida como Plan Gómez-Maceo, en mitin efectuado en Tammany Hall, New York, en que se encontraban presentes Máximo Gómez y Antonio Maceo (quienes a pesar de la separación, al ver a Martí lo “abrazaron con desbordante efusión y cariño”),cuando Antonio Zambrana enojado con Martí lo calificó de “pusilánime, y llegó al extremo de decir, que los cubanos que no secundaban ese movimiento debían usar sayas”, que Martí al escuchar esto, a pesar de los pasillos repletos de gente, “se abrió camino como un proyectil lanzado por una catapulta” hacia el escenario. Solicitó la palabra y mirando cara a cara a Zambrana le dijo: soy tan hombre que apenas quepo en los calzones que calzo; eso lo pruebo yo aquí y donde quiera”. Sin embargo cuentan que ni aún en esa situación extrema se apreciaba en Martí rabia ni odio en su mirada, sí dignidad.

Blanche Zacharie de Baralt escribió: “Martí no fumaba, bebía poquísimo, y casi nunca alcohol… ni siquiera cuando estaban entre hombres solos empleó jamás una palabra vulgar o impura”.

Por su parte Gómez expresó: “La verdad sea dicha: yo no he conocido otro igual en más de treinta años que me encuentro al lado de los cubanos en su lucha por la independencia de la patria”.

Ya lo dice uno de sus poemas: “yo soy un hombre sincero”, quiere decir, en su griego origen, sin cera, sin remiendos: un Hombre Entero.

 

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Maykel Cesar Aledo

Nací en 1981, de Artemisa, Cuba. Licenciado en Educación en el ISP: Rubén Martínez Villena. En Cuba ejercí como profesor de Historia, Director de Secundaria Básica y como Director de Preuniversitario. Y durante mis últimos años en Cuba trabajé como Presidente Provincial de la Sociedad Cultural José Martí y como fundador y Vicepresidente del Consejo Nacional de Jóvenes Plaza Martiana ( Consejo disuelto por miedo a la fuerza y debates que iba creando el creciente grupo de jóvenes). Actualmente vivo en la Florida y trabajo como Empresario Independiente, y soy Vicecoordinador del Club cívico del movimiento en el Florida. Decidí formar parte de Somos+, porque es lo más parecido que he encontrado en los tiempos modernos (lógicamente salvando las distancias), con el espíritu del PRC de Martí. Movimiento con visión fresca, renovada y moderna, que va agrupando con fuerza creciente, cientos de miembros y miles de simpatizantes; cubanos de buena voluntad para con nuestra Patria, que andamos esparcidos por todo el mundo. Movimiento que va cobrando, a fuerza de valor y dignidad admirables, espacio con los cubanos de adentro. Movimiento que abre los brazos a todas las generaciones, y en el que a pesar de ser mayoría los jóvenes, ha hecho suya, la convicción martiana, de que no hay más viejos que los egoístas. Y sobre todo, formo parte de Somos+ por varios principios fundamentales: Porque promueve el diálogo, la paz y la reconciliación nacional; porque no es financiado por otros que no seamos nosotros, sus miembros y simpatizantes; porque no acepta ordenes de ningún poder ajeno a sí mismo; porque está de acuerdo con la normalización de las relaciones entre EEUU-Cuba; porque no está de acuerdo con el Embargo impuesto por EEUU a Cuba; y porque se ha decidido no solo criticar y oponerse, sino ser parte del cambio que queremos ver en Cuba. La única forma de obtener resultados diferentes es empezar a hacer cosas deferentes a las que nos han impuesto por más de medio siglo. Es hora de acabar con la política de con unos pocos y supuestamente para el bien de todos y acabar de poner en práctica la fórmula del amor triunfante: !con todos y para el bien de todos!

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