¡Saludos, Hermanas!

 

 

José M. Presol.

8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer. El verdadero día a celebrar será aquel en el cual ya no sean necesarias celebraciones de homenaje o reivindicación, porque se hayan alcanzado los niveles reales de igualdad que las harán inútiles.

He leído, y oído, hoy muchos comentarios, demasiados de ellos referidos a las “compañeras que siempre han estado a nuestro lado”. Esto no es más que una muestra de nuestro condicionante mental. De nuestra limitación, voluntaria o involuntaria. La mujer siempre ha sido compañera en el mismo sentido en el que nosotros hemos sido compañero.

Siempre que la sociedad la ha dejado, la mujer no ha estado a nuestro lado; ha estado, según sus condiciones personales, al igual que los hombres, por detrás, al lado y muchas, muchísimas, veces por delante.

Repasemos la Historia de la Lucha por la Libertad en Cuba. Hemos tenido sinnúmero que han ido por delante, ahora tenemos sinnúmero que van por delante. Que me perdonen todas las actuales y pasadas que no menciono. De verdad son incontables.

Quizás la primera fue Casiguaya, la esposa del cacique Guamá, que cuando cayó prisionera, antes de ser ejecutada, dio muerte con sus propias manos a su hija “para que nunca fuese esclava”.

Más adelante tenemos a Carlota, una esclava “auténtica” que se rebeló defendiendo un amor (¿hay mayor identificación que amor y libertad?), dejando su vida en ello.

Pasaron los años y llegaron los tiempos de nuestras guerras por la Independencia. Ahí, justo el día antes del primer día, tenemos a Cambula Acosta, cosiendo, apresurada, la bandera con la que nos alzamos en La Demajagua. La misma bandera con la que Candelaria Figueroa entraba poco más tarde en Bayamo, y se paseaba por la ciudad, mientras su padre escribía la letra de nuestro Himno.

No se conformaron con ello las cubanas. Al año siguiente se proclamó nuestra primera Constitución y, en el mismo sitio, con poca diferencia de fechas, Ana de Betancourt proclamaba la primera reivindicación moderna de la igualdad entre hombres y mujeres y exigiendo el derecho femenino a luchar con las armas en la mano.

También llegaron los tiempos de lucha contra la dictadura batistiana, y allí surgieron nombres como Lidia Doce y Clodomira Acosta, que prefirieron la tortura y la muerte antes que hablar.

Luego tocó luchar contra la tiranía castrista; en los primeros tiempos, como reivindicó Ana de Betancourt, con las armas en la mano, destacando Zoila Aguila, la “Niña del Escambray”, que perdió la razón, que no el honor, bajo las torturas psicológicas de la Seguridad del Estado.

Hoy, la misma tiranía, pero otros métodos de lucha por la Libertad. Surgen nombres como Laura Pollán y Yoani Sánchez que, cada una a su manera, nos han enseñado nuevas formas de oposición.

Y no quiero olvidarme de nuestras “Marianas”, de mis hermanas de Somos +, que son para nosotros guía y referencia, que dedican sus esfuerzos a este nuevo proyecto que nos ilusiona, mientras están desperdigadas, por la Patria y el mundo, dedicadas a sus trabajos cotidianos como maestras, pastoras, comunicadoras, estudiantes, profesoras de baile, comerciales, traductoras, panaderas y mil oficios más, pero siempre… cubanas.

 

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Jose Manuel Presol

Nací en la capital de “la Tierra más hermosa que ojos humanos vieran”, un 23 de septiembre de 1952. Salí un 30 de septiembre de 1967, con quince años recién cumplidos y, por el horizonte, empezaba a salir el Sol. No he regresado. Estudios superiores, medios o básicos en muchas cosas, fundamentalmente: Economía, Industria Alimentaria, Agroindustria, Finanzas y Gestión de Proyectos, Transporte, Logística. Vicioso de la lectura. Aficionado a la Historia. Miembro de Somos+. Espero volver algún día, mejor dicho: estoy seguro que volveré y que acabaré de ver salir el Sol.

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