Por: Edilberto Ríos
Un resultado depende del valor de sus variables y las operaciones que
se realicen. Este elemental concepto es fundamental en las ciencias
exactas. Sin embargo, en la vida cotidiana de igual forma se cumple.
El hecho de obtener una sabrosa comida, depende de la dosificación de
los ingredientes y de cómo la preparemos. La correcta construcción de
un inmueble obedece a los materiales adecuados y de cuán acertada sea
la labor de los ingenieros y constructores. La funcionalidad de un
hogar depende de las personas que lo constituyen y de sus acciones
positivas o negativas.
Existen innumerables ejemplos y escenarios, unos más simples, otros
más complejos. Es un criterio esencial que le permite al ser humano
resolver disímiles fenómenos, por muy complicados que sean.
Cuando hacemos un análisis de cuál o cuáles resultados quisiéramos
alcanzar para una sociedad, podríamos coherentemente pensar en
libertad, democracia y desarrollo como principales logros, entre
otros. Pero para ello deberíamos analizar cada uno de los elementos
que conforman la sociedad, qué papel juegan y qué importancia
tendrán, para luego -con la combinación de todos- se logre el resultado
propuesto.
En el caso particular de Cuba, los que por tanto tiempo han manejado
la ecuación, han obtenido una tendencia a resultados desfavorables. No
es mi intención en este contexto hacer un balance .La realidad es
inobjetable, el cambio urge y es necesario. Pero para mejorar esa
realidad debemos profundizar un poco más en el asunto. Y comenzar por
preguntarnos: ¿Por qué estamos como estamos? La respuesta a esta
incógnita existe, sin dar tantas vueltas. Debe ser el punto de partida
para comenzar a despejar el camino.
Dice un sabio proverbio: El principal enemigo de uno , es uno mismo.
Sería absurdo pensar que el factor fundamental de la sostenida crisis
es el bloqueo externo. En todo caso, hemos enfrentado más de un
bloqueo y no precisamente desde afuera.
Con la adopción de un sistema heredado por el más reciente imperio que
cayó, quedó marcado un camino bien difícil. Aun así, estoy convencido
que ese tampoco fue el principal inconveniente, pues como mismo
anochece y amanece ha habido tiempo para rectificar, pero no se ha
rectificado.
El problema fundamental reside en que, sencillamente, las acciones han
estado encaminadas en pos de la creación de un fuerte aparato para
mantener el poder; desde un inicio y hasta el día de hoy, ha sido la
prioridad de los que han controlado las variables.
De ahí que cada factor, aun cuando influya en mayor o menor medida en
la sociedad, no actúa directamente a favor de esta, sino en función de
quienes siempre la han controlado arbitrariamente. Ese es el porqué de
muchas preguntas, de muchos caminos tomados, todos y cada uno de ellos
orientados a un solo fin.
Existe un solo partido sí, el cuál en teoría busca unidad de
pensamiento, pero en la práctica nos controla el pensamiento. Un
sistema electoral parlamentario, indirecto y disfuncional, planteado
para resguardar al gobierno.
Existen organizaciones de masas y sindicatos, pero parcializados y subordinados, que no representan efectivamente al pueblo sino a la ideología impuesta.
El sistema económico es arcaico, obsoleto y frena el desarrollo, pero empodera al estado y eso es lo que prevalece. Los medios de comunicación
constantemente critican el mundo, pero los problemas internos son
censurados y eso, nos ha afectado mucho, pero no les conviene destapar
realidades.
Se brinda solidaridad al exterior, pues la imagen ante el mundo “hace falta mantenerla”, pero los nuestros son tratados como animales. Se gastan incalculables recursos a favor de las ideas, y en lo objetivo, hasta el cuello de marabú, creándose terreno fértil para sembrar doctrinas y -al mismo tiempo- enajenar la realidad.
A costa de grandes sacrificios, se ofrecen gratuidades, aparentemente ,
catalogadas como grandes logros, pero: ¿Algún mago nos regala los
recursos? Otro mecanismo más, diseñado para hacernos creer que vamos
por el camino correcto y no solo eso, ha servido para mitificar
figuras, hasta el punto de crear falsas deidades. Habría mucho más que
decir, todo gira alrededor de lo mismo, desde lo más trivial a lo más
recóndito.
La construcción de caminos por los césares romanos no era precisamente
urbanizar adecuadamente las regiones, el principal objetivo fue
mantener el control sobre los territorios. Parece ser que después de
tanto tiempo esta naturaleza humana aún tiene vigencia. Como siempre, los proverbios nunca pierden la vigencia. Todos los caminos, conducen a
Roma.
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Me ha encantado la comparación de los «caminos que conducen a Roma» y las características del régimen que nos oprime.