Hay una salida para Cuba

El Legado Martiano: Herramientas para la Libertad de Cuba

 

Por : Lázaro Mireles.

 

José Martí no fue solo un intelectual brillante y un patriota fervoroso; fue, sobre todo, un tejedor de voluntades. En un momento histórico en que el independentismo cubano estaba fragmentado, con facciones enfrentadas por ideologías, intereses o desconfianza mutua, Martí logró lo impensable: unirlos. Hombres que no se hablaban, que no se reconocían como parte de un mismo ideal, encontraron en Martí el punto de encuentro. Se entendieron, se respetaron, y juntos hicieron la guerra por la independencia. Esa hazaña no fue solo militar o política, fue moral.

 

Hoy, más de un siglo después, el pueblo cubano vuelve a encontrarse en una encrucijada. La dictadura castro-comunista ha sumido a la isla en la miseria, la represión y el exilio forzado. Pero la historia no está escrita en piedra. Martí nos dejó un camino, un método y un ideal. Su legado no es solo un símbolo: es una herramienta viva para la acción.

 

¿Qué herramientas tenemos en nuestras manos?

 

1. La unidad como principio estratégico

 

Martí entendió que sin unidad no hay victoria. No basta con oponerse a la dictadura: hay que construir una fuerza colectiva, amplia y comprometida, que sea capaz de aglutinar todas las voces que claman por libertad. Refundar el Partido Revolucionario Cubano no es solo una propuesta simbólica, es una necesidad táctica. Un partido que no responda a ideologías excluyentes, sino al deseo profundo de libertad, justicia y dignidad.

 

2. La organización desde la base

 

Martí no esperó que las condiciones fueran perfectas. Fundó clubes patrióticos, comités revolucionarios, promovió la participación de los obreros, los exiliados, los campesinos. Hoy, las redes sociales, la diáspora cubana, las plataformas digitales y los movimientos políticos son herramientas poderosas. Hay que organizarnos, establecer conexiones entre cubanos dentro y fuera de la isla, coordinar esfuerzos y amplificar la voz de quienes resisten.

 

3. La palabra como arma

 

Martí fue poeta, periodista, educador. Supo que una idea dicha con verdad puede encender conciencias más que mil balas. Hoy, el pueblo cubano tiene que apropiarse de la palabra. Denunciar, educar, escribir, hablar, grabar, traducir la realidad cubana al mundo. No se puede permitir que el régimen sea el único narrador de la historia.

 

4. La acción ética y firme

 

Martí no solo luchó contra España, luchó contra todo lo que corrompía el alma del pueblo. Por eso, su revolución fue también moral. Hoy más que nunca se necesita una acción firme, pero ética. La lucha por la libertad no puede mancharse con odio ni con violencia sin sentido. El objetivo no es cambiar un amo por otro, sino devolver al pueblo cubano su soberanía y su dignidad.

 

5. El compromiso de todos

 

La libertad no llegará de la mano de un salvador único, ni de una potencia extranjera. La libertad de Cuba está en manos del pueblo cubano. En su voluntad de no acostumbrarse al miedo. En su decisión de actuar juntos. En su capacidad de construir lo que Martí llamó “una República con todos y para el bien de todos”.

 

Pero concluyamos para hacernos entender:

 

Volver a Martí no es mirar atrás, es mirar hacia adelante con fundamento. Es entender que el éxito de la lucha por la libertad no dependerá solo de denunciar, sino de construir. Refundar el Partido Revolucionario Cubano como instrumento de unidad, compromiso y acción puede ser el primer paso hacia un nuevo amanecer para Cuba. El legado de Martí no es un recuerdo: es una misión pendiente.

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