El viajero del Norte al pie de la estatua

 

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Por: Gretther Yedra

“Cuentan que un viajero llegó un día a Caracas al anochecer, y sin sacudirse el polvo del camino, no preguntó dónde se comía ni se dormía, sino cómo se iba adonde estaba la estatua del héroe…”

Tres Héroes, José Martí.

Y cuentan que el viajero, bajo las miradas de dos siluetas frías enmarcadas en edificios más fríos aún, y custodiado por hombres altos y oscuros llegó a la plaza, y se paró frente a la estatua, “que parecía que se movía, como un padre cuando se le acerca un hijo”*. El viajero hizo bien, porque todos los americanos deben querer a Martí como a un padre. A Martí, y a todos los que pelearon como él porque la América fuese del hombre americano. “A todos: al héroe famoso, y al último soldado, que es un héroe desconocido. Hasta hermosos de cuerpo se vuelven los hombres que pelean por ver libre a su patria”*.

Este viajero es el presidente de los Estados Unidos, cuyo avión llegó a Cuba en horas de la tarde del domingo. Obama llegó con la lluvia; dicen los viejos que es una buena señal porque representa limpieza, algo bueno por venir. Y es que Obama, más que el presidente de una nación superpoderosa es, ahora mismo para los cubanos, para el pueblo, eso: algo bueno por pasar.

La visita al memorial fue justa, reivindicante. Un representante de la democracia del mundo de hoy, rinde tributo a un grande de nuestra América toda cuando escribió en la mañana de hoy, estas palabras en el libro de visitantes: «Es un gran honor rendir tributo a José Martí, quien diera su vida por la independencia de su país. Su pasión por la libertad y la autodeterminación se mantiene viva en el pueblo cubano».

Sabias palabras venidas de un hombre que, con su inteligencia y maestría, ha sabido romper el cerco de un gobierno totalitario para demostrarle a los cubanos que tienen que luchar por su patria. El presidente de los Estados Unidos, con este noble gesto, ha mostrado su genuina admiración y respeto por el más universal de todos los cubanos. Algo que el gobierno de Cuba no hace desde tiempos inmemoriales, al menos de manera sincera, sin recurrir a demostraciones hipócritas hacia la figura del apóstol.

Creo que Obama no desconoce la integridad e inmensidad de la obra moral de Martí. Es por ello que en la última oración de esas frases escritas hace pocas horas arenga a los cubanos a recordar el valor fundamental de su obra moral: “…su pasión por la libertad…”. Y es que nuestro Héroe no ha dejado ni un solo cabo suelto en la historia de Cuba. Trató de dar solución a grandes enigmas y complejidades de su tiempo y del futuro.

Apuesto todo a que el presidente de los Estados Unidos conoce la obra martiana, confío en que estas palabras del Maestro latan hoy, sin cesar en su mente:

“Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y hablar sin hipocresía(…) Un hombre que se conforma con obedecer a leyes injustas, y permiten que pisen el país en que nació los hombres que se lo maltratan, no es un hombre honrado (…) Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. Esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que les roban a los pueblos su libertad, que es robarles a los hombres su decoro. En esos hombres van miles de hombres, va un pueblo entero, va la dignidad humana”*.

De alguna manera, haciendo suyas estas contundentes palabras, el presidente norteamericano las volverá a transmitir a ese pueblo despojado que es nuestra Isla. Entonces, no se habrán equivocado los ancianos al ver en la lluvia limpiadora una fe de esperanza.  Esa es la fuerza salvadora de la obra martiana, de ahí que en el alma de Obama encuentre cobijo ese respeto legítimo a un hombre que no solo fue de su tiempo, sino de todos los tiempos; no solo de Cuba, sino del mundo entero: JOSÉ MARTÍ.

*Tres Héroes, José Martí.

 

 

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Gretther Yedra Rodriguez

Nací en un pueblo de una hermosa ciudad el veinticuatro de junio de 1982. Crecí y me formé con unos padres que inculcaron en mí, más que amor por la revolución o por los líderes de esta, un inmenso amor a la Patria y a un Martí desconocido por muchos en nuestra Isla. Licenciada en Español y Literatura,  tuve el orgullo de ser maestra y de formar en mis alumnos valores y principios dignos de un ser humano. Creí, como muchos... y también me decepcioné. Una tarde, con mi niño de la mano y un montón de recuerdos, tristezas, inconformidades, algo de desasosiego y otro poco de incertidumbre, me marché de mi patria. Mientras el avión despegaba los versos de José María Heredia se asieron a mi maleta y desde entonces no me abandonan... No sería martiana, y mucho menos cubana si no luchara de algún modo por una Patria Libre. Tengo una fe inconmensurable en el movimiento Somos +, es por eso que desde mis palabras estaré con ellos.

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