Por Joanna Columbié Grave de Peralta
Mucho se cuestiona, sobre todo en ámbitos eclesiales, la participación de los cristianos en asuntos políticos, un gran número de miembros de iglesias y pastores se autoproclaman apolíticos tratando de hacer ver que no se inmiscuyen en las posiciones del gobierno, o no participan activamente en la vida política de la nación alegando que Dios, en su soberanía, así ha decidido que esté el pueblo. Y solo Dios está facultado para cambiar cualquier situación, pues sólo él pone y solo él quita; sin embargo, muchos de ellos abandonan el país y se marchan en busca de mejoras, olvidando que el mismo Dios les hizo nacer aquí y deberían aceptar su voluntad si aplicáramos sus mismos argumentos.
Todas estas controversias nos hacen pensar que sería bueno precisar por qué es necesaria y correctamente doctrinal la acción política por parte de los cristianos.
Los cristianos “apolíticos” generalmente basan su neutralidad en textos bíblicos como ¨mi reino no es de este mundo¨ y que debemos ¨orar por nuestros gobernantes¨, respecto al primero deberíamos alegar que Jesús también dijo: ¨Si vuestra justicia no fuese mayor que la de los escribas y fariseos no entraréis en el reino de los cielos.¨ Jesús también dijo: ¨Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia.¨ A ser justos nos llama Jesucristo y su justicia no se realiza en el cielo sino en la tierra, él les ofreció buenas nuevas a los pobres y libertad a los oprimidos, él declaró enfáticamente que ese Reino ya está entre nosotros. Se enfrentó a las políticas e instituciones de su tiempo al buscar el bienestar de los necesitados, llamando a un cambio en la mentalidad y acción del pueblo y de los gobernantes, hasta el punto de atreverse a llamar a Herodes “zorro”. Por supuesto, nadie cuestiona que, escatológicamente Jesucristo vendrá como un Rey político, al frente de su ejército, en su segunda venida. Respecto a que debemos orar por los que nos gobiernan, eso está bien, pero no declara el texto de ninguna manera que orar es lo único que debemos hacer.
Por otra parte la responsabilidad sociopolítica del cristiano está basada en fundamentos bíblicos. Primeramente, en el hecho de que Dios creó al ser humano y lo constituyó como administrador y gobernante de este mundo. La administración incluye responsabilidad y obligación de responder por lo que le ha sido ordenado. Por otra parte los seres humanos han sido creados a imagen de Dios, los parámetros de la responsabilidad humana con respecto a nuestra labor en esta tierra descansan dentro de este concepto bíblico de la naturaleza humana.
Por lo tanto, el cristianismo no es una religión de un individualismo o de una introversión aislante, sino que es una religión de comunidad. Los dones y las virtudes cristianas conllevan implicaciones sociales y políticas. La dedicación a Jesucristo significa dedicación a todos los hijos de Dios y al resto de su creación, lo cual engendra la responsabilidad por el bienestar de otros.
El pastor bautista Martin Luther King dijo: ¨Solo una religión anquilosada tiene entre sus ministros y fieles, individuos que cantan la gloria de Dios en el cielo, mientras pasan por alto las condiciones que hacen de la tierra un infierno para el hombre.¨
El reino de Dios no está aislado del mundo presente, “entre nosotros está”. En otras palabras, el reino de Dios es una esfera, una dedicación, una actitud y una manera de vida y pensamiento que se infiltra en la totalidad de nuestra existencia.
Los cristianos deben ser la sal y la luz de un mundo social y por lo tanto no pueden optar sencillamente por salirse del proceso político. En realidad, una abdicación tal sería en sí una acción política que abre el camino para el control político por aquellos que apoyan algo menos que los valores cristianos. El “no hacer nada” es una receta segura para que el pecado llegue a ser el amo, y al decir de Desmond Tutu: ¨Si eres neutral en situaciones de injusticia, has elegido el lado del opresor.¨ Estamos llamados a transformar nuestra indiferencia y pasividad por un activismo social y político que conduzca a nuestro pueblo a vivir con dignidad.
A mi juicio, y sin el ánimo de ofender a nadie, las iglesias cubanas que no se involucran en acciones políticas por un cambio, tienen miedo de perder la posición que han ganado y prefieren un mutismo que las mantenga en un lugar seguro ante los ojos del gobierno, olvidando que han sido llamadas a ser la sal y la luz de este nuestro mundo.
En el Antiguo Testamento hombres como el líder Moisés, el patriarca José y el profeta Daniel, o mujeres como Deborah, fueron de mucha bendición para las sociedades en las cuales les tocó vivir pues todos estuvieron inmiscuidos en la vida política con acciones concretas, por otra parte Dios instituyó reyes y jueces que participaron en el gobierno del pueblo.
Todo esto nos permite terminar diciendo como Proverbios 29:2 “Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra; mas cuando domina el impío, el pueblo gime.”
Dominemos los justos para que el pueblo, sea en Cuba, en Venezuela o en cualquier otra parte del mundo dominado por gobiernos totalitarios, se alegre.
Lee también:

Joanna Columbié

Últimos posts de Joanna Columbié (ver todos)
- El dilema de los “regulados” - 2019-09-28
- Fidel ha muerto: el castrismo no - 2016-12-02
- Lo hicimos porque la iglesia tenía que hacerlo - 2016-11-17
- Internet es una clave esencial en la lucha de la oposición cubana, entrevista a Joanna Columbie por Hispanopost - 2016-09-09
- El mejor lugar de un líder - 2016-09-05