Con los desastres naturales pasa como con el cáncer, los considero de esas grandes injusticias «naturales» contra las cuales la humanidad aún no tiene una defensa del todo efectiva. Pero indiscutiblemente, el desarrollo de infraestructuras, la capacidad de resistencia individual y colectiva, el civismo, la toma oportuna de decisiones y la solidaridad, pueden atenuar mucho los terribles efectos de estos fenómenos.
En tal sentido, la gestión de la economía descentralizada así como la democracia participativa, generan condiciones materiales y marcos de discusión para que cada país analice a fondo sus debilidades y el potencial con que cuenta para resolverlas.
El problema de Cuba en específico es que los ciudadanos no aportamos nada en este sentido, como no sea acatar de forma pasiva las indicaciones del «órgano central» que se encarga de la protección civil contra desastres. Sin embargo, lo que hemos podido ver en el caso de México y otros países es que la iniciativa civil, ciudadana y comunitaria llega a ser tan importante y vital como el apoyo gubernamental. Una inmensa red humana, usando las redes y todas las tecnologías disponibles pone en marcha miles de acciones locales e internacionales que van dando visibilidad, fuerza emocional y asistencia material a millones de personas.
Solo un mundo interconectado, que sienta en cada parte del planeta, como en una sola piel el dolor de todo ser humano, puede reaccionar a la altura de los mejores valores que necesitamos para garantizar nuestra propia supervivencia, en pacífica y armónica complicidad.
México es uno de esos países de una grandeza inabarcable mentalmente, por su magnitud cultural y espiritual. Todo el que lo ha conocido, se queda sintiendo un profundo cariño por su gente, su comida, sus tradiciones y la fuerza con que defienden el trabajo y la familia como baluartes vitales de su existencia. Por eso nos parte el alma tanto sufrimiento y a la vez nos reconforta la gallarda actitud con que lo enfrentan y se levantan.
Cuba, Haití, Dominicana y Puerto Rico, islas hermanas por innumerables razones, junto al sur de la florida y otras zonas del caribe, enfrentan a los huracanes año tras año, pero increíblemente, aún nos falta mucho por hacer para evitar la mayoría de los daños. Los sistemas energéticos y sus redes continúan expuestas y son un blanco predilecto de la fuerza de los vientos. Las inmobiliarias y constructoras en general, continúan desarrollando mega proyectos de viviendas que, junto a las que se realizan por iniciativa propia, la mayoría no están pensadas ni aptas para las condiciones climáticas extremas a las que muy probablemente se verán expuestas.
En mi país es fácil de apreciar, cuando recorres las calles, sobre todo en zonas rurales, cómo las personas improvisan sus casas con lo que encuentran a la mano, cubiertas y paredes ligerísimas conforman barrios enteros, sin la observancia de norma alguna que garantice su resistencia.
De ahí la extrema urgencia con que se requieren cambios políticos que traigan para la mayoría una prosperidad perfectamente posible y mayor independencia del cada vez más anémico cordón umbilical estatal.
Son magníficas las incipientes manifestaciones populares para reclamar asistencia y efectividad de las autoridades actuales, pero si no se canalizan para su continuidad con un proyecto integral de cambios estructurales, el año que viene, ante la misma situación, nuestro pueblo volverá a sentir una vez más lo inmensamente frágiles y vulnerables que nos encontramos bajo este gobierno.
Ing. Eliecer Ávila
Pte. Mov. S+
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Eliécer Ávila
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La participación y aporte de la ciudadanía siempre es fundamental, hace un tiempo llegaron a Suecía varios miles de inmigrantes procedentes de Siria,se hizo un llamado a la población para que ayudarán con ropas,al final tuvieron que hacer otro llamado para que dejarán de donar,las ropas y abrigos de invierno eran tantas que no había espacio para guardarlas.
¿Será de este mundo este Sr., o es que es un infiltrado de los castro? Oh, ya, seguro lee el Granma, a Maduro y Pablo Iglesias … ¡eso lo justifica todo!