| No hay nada gratis

Por: Ezequiel Alvarez.

Entre las grandes falacias del castrismo es que la educación, la medicina, la vivienda, etc…son gratis. Cuando en realidad, alguien tiene que pagar por todos los servicios, los salarios, los equipos, el mantenimiento de los planteles y demás gastos asociados con ellos.

No se les cobrará a los usuarios y clientes directamente, pero si con los impuestos excesivos que se le cobra al pueblo, se subsidia todo ese aparato “gratis”. Además de tener que inventar una serie de multas, cuotas, tarifas y otros cargos que se colectan de todos los que necesitan usar cualquier servicio controlados por ellos. Para así poder mantener la totalmente ineficiente maquinaria burocrática, de un sistema que no produce, pero si es carga asfixiante, que interrumpe todo progreso.

Claro que los servicios básicos de la nación, que son responsabilidad del gobierno, van a necesitar ser pagados por los impuestos cobrados a los individuos y corporaciones que producen y usan esos servicios, como son la infraestructura de puentes, carreteras, aeropuertos y demás servicios.

Queda a discusión quién, cómo estos servicios son administrados y supervisados. La clave es encontrar un sistema que sea eficiente, flexible y maleable. Nada estructurado de una forma incapaz de aceptar modificaciones pertinentes, de acuerdo a sus fallas y virtudes de funcionamiento, puede conducir al progreso.

En la búsqueda del balance dinámico predicado por el pragmatismo, se encuentra la clave del progreso. Cualquier esfuerzo dictado por una ideología inflexible, cualquier ideología, está expuesto a fracasar. Así como en la naturaleza, las especies que sobreviven, no es por la ley del más fuerte, sino sobreviven las que tienen la capacidad de adaptarse a las nuevas circunstancias.

La nueva Cuba será, una en la cual sus ciudadanos en un ambiente de libertad de empresa, de asamblea, de expresión, de derechos humanos, balanceada con las responsabilidades del individuo a la sociedad y de la sociedad al individuo, se promueva un ambiente propicio al progreso y la felicidad de un pueblo.