Si de pronto…

Por Carlos Raúl Macías López

Muchas veces he hecho un ejercicio mental que consiste en hacerme ciertas preguntas hipotéticas como éstas: qué pasaría si de de pronto el actual régimen político en Cuba felizmente desapareciera? Estaría la oposición preparada para asumir el desafío?

Hacia donde miraría el pueblo? Qué líderes se perfilan en el horizonte como posibles opciones? Cuáles serían las propuestas o proyectos viables para implementar la restauración de una nación destruida?

Reconozco que no tengo todas las respuestas.

Me preocupa la realidad que estamos viviendo. Entre la falta de libertades, las violaciones de derechos y la ausencia de esperanzas, la patria y sus hijos se van desangrando.

Sin embargo, de la misma manera me inquieta el futuro. Es muy malo cuando te pisotean la dignidad. Pero es peor aún cuando sospechas que las puertas alternativas que pensabas se abrirían hacia otras direcciones estaban en realidad tapiadas por dentro.

No podemos negar que el daño antropológico ha sido profundo y metastásico.

La suspicacia, las divisiones internas, la falta de unidad, el autoritarismo, la vulgaridad, el hablar sin pensar, las ansias de notoriedad y de likes, por sólo citar algunos ejemplos, han signado una disidencia que propone cambios acelerados, mientras ella misma se demora en hacerlos.

Aún estamos intoxicados. Aún estamos. afectados por la barbarie. Coexisten en nuestro interior demasiados fantasmas: dictadores, policías, víctimas,…. que de no ser exhorcisados, nos destruirían.

Deberíamos aprender a transformar realidades, mientras somos transformados a la par.

No se supone que nuestros proyectos nos trasciendan. Detrás de un buen argumento, debería estar una buena persona.

La solidez y la esencia de la oposición no está simplemente en oponerse. Radica en la calidad humana de los que la conforman.

No tenemos derecho a pisotear con nuestras acciones, lo que proponemos con nuestras palabras.

El pueblo está desencantado del gobierno. Evitemos a toda costa que desencanten de nosotros. Por favor, no asesinemos la criatura antes de que nazca.

Pienso, que de momento lo que Cuba más necesita no es un cambio YA. No estamos preparados.

Es confianza para que se sumen al cambio. Sé que tal cosa toma tiempo, pero es contundente.

Los cubanos no saben hacia donde mirar. Carecemos de un liderazgo con suficiente visibilidad.

Eso no impide que conquistemos la mentalidad de las gentes no solamente a base de consignas, recursos y buenos discursos, sino con ese argumento impostergable, incuestionable e incensurable: el ejemplo y la coherencia.

Vivamos y construyamos la democracia primeramente desde la individualidad, antes de enarbolarla a nivel de país.

Largo camino nos resta por recorrer, pero si otros en situaciones parecidas lo han logrado, por qué nosotros no?

Tengo fe en Dios. Descanso en que Él tiene buenos pensamientos para con nosotros.

Pero, en nombre de la decencia, no permitamos que la esperanza sea abortada.

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