José Manuel Presol.
Si hay algo vergonzoso en nuestra historia republicana, es lo acontecido en 1912. No se habla mucho de ello, ni siquiera en la propaganda del actual gobierno. Se menciona, se publican artículos y libros, pero no es una cosa que se exponga ampliamente.
Hay poco escrito, en proporción; y los datos, ya escasos en origen, se pierden y es difícil llegar a un conocimiento profundo. La trasmisión oral también es pobre, quizás por sonrojo de unos y por miedo de otros.
Hablo de lo que se llama “Guerra de los Independientes de Color” o “Guerra de los Negros”.
Quien niegue la importancia de nuestros compatriotas de color en la Independencia es que es ciego. De ahí nace su liberación como esclavos, su reconocimiento como ciudadanos y todos sus derechos como cubanos. Aparentemente hubo algo más profundo: amistad y hermandad entre blancos y negros que habían luchado juntos como mambises.
Pero esa igualdad solo estaba sobre el papel de la Constitución y múltiples leyes. La realidad es que Cuba tenía, y sigue teniendo, un componente racista importante; Hasta Raúl Castro, en el VII Congreso del PCC, habla de que “deberá proseguirse sin tregua el combate contra cualquier vestigio de racismo que obstaculice o frene el ascenso a cargos de dirección de los negros y mestizos”, eso después de 57 años de teórica “revolución igualitaria” y de tres generaciones bajo el “socialismo”; seguimos encontrándonos con expresiones como “negro tu pareces sueco”.
La igualdad legal estaba conseguida, pero no la real. En 1902 empezaron a crearse organizaciones en defensa de los derechos e intereses de los negros, como el Comité de Veteranos de la Raza de Color, alguno de cuyos mítines presidió Juan Gualberto Gómez.
En 1908 nació la Agrupación de los Independientes de Color, ya más política, que se transformó, el 7 de agosto del mismo año, en Partido de los Independientes de Color (PIC). Su programa no solo era antirracista, sino también social, pues pedía la jornada laboral de 8 horas y la enseñanza general y gratuita.
Pero, a partir de aquí, comienzan a cometerse grandes errores por ambas partes:
Por parte del Estado, un senador de color, Martin Morúa Delgado, presenta una moción contra ese partido, considerando no constitucional un partido basado en principios raciales, y se aprueba la “Enmienda Morúa”, que modifica el Artículo 17 de la Ley Electoral y declara ilegal el PIC.
Morúa en sus, posiblemente honrados, intentos de evitar la división social olvidaba hasta los continuos insultos que él y los otros senadores y congresistas negros y mulatos recibían; siendo uno de los más frecuentes que en las recepciones todos, al recibir las invitaciones, éstas iban dirigidas al invitado y señora o acompañante, mientras que las suyas discriminaban a sus esposas.
Por su parte, Evaristo Estenoz, líder del PIC, nacido esclavo, se alejó de muchos blancos que lo apoyaban, aislándose políticamente e intentando fomentar una nueva intervención norteamericana, para lo que se entrevistó con personajes como Charles Magoon, interventor americano entre 1906 y 1909, y Enoch Crowder, que había sido Gobernador Militar de Filipinas y participado en las intervenciones americanas en Cuba y en las guerras contra los apaches dirigidos por Jerónimo y los sioux liderados por Toro Sentado. Ambos muy “buena compañía”.
Finalmente el 20 de mayo de 1912, se produce una sublevación armada del PIC, principalmente en Pinar del Río, La Habana, Santa Clara y Oriente, para la consecución de sus reivindicaciones, pero, no contemplado el derrocamiento del gobierno presidido por José Miguel Gómez.
Al principio no se le dio importancia, pero los contactos hecho por Estenoz se movían, y el gobierno cubano fue advertido de que, para defender los intereses americanos, se enviaban buques armados con tropas hacia Guantánamo y otros destinos.
Así el Presidente ordenó intervenir al ejército, que resolvió, para vergüenza de todos, la sublevación asesinando a cuánto negro o mulato oscuro, sublevado o no, encontraba a su paso; llegando a sacar a pacíficos trabajadores de sus casas y matándolos ante sus familias.
Los líderes de la sublevación Evaristo Estenoz, Pedro Ivonet, murieron. Del primero existen las versiones de que se suicidó y de que murió en combate, su cadáver presentaba un tiro en la sien. Ivonet fue simplemente asesinado tras caer prisionero.
No se sabe cuántas fueron las víctimas. Algunos hablan de 60, que podría ser ridículo si no hablásemos de vidas humanas, y otros llegan a 6,000. Lo más seguro es que estuviesen entre 3 y 4.000.
Para no volver a errores y vergüenzas similares, recordemos que cubanos somos todos y que no sirve solamente con ponerlo en un papel, esto, es otro cambio pendiente, pero un cambio que tiene, también como todos, que empezar por nosotros mismos.
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Jose Manuel Presol
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No se sienta prejuiciado por la información que a continuación incluyo. Deshaciéndose del contenido tendencioso, podrá obtener usted mucha información. En algunos casos, ni siquiera tendrá que leer entre líneas.
Bibliografía:
1. Barcia Zequeira, María del Carmen: La línea de color en la historiografía cubana del siglo XX. En La Gaceta de Cuba, mayo-junio, No.3/ 2010.
2. Castro Fernández, Silvio: La masacre de los Independientes de Color, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2008.
3. Fernández Robaina, Tomás: Hacia el centenario de la fundación del Partido Independiente de Color. En La Gaceta de Cuba, marzo-abril, No.2/ 2009.
4. Fuente, Alejandro de la: La historia del futuro. Raza, política y nación en la historiografía cubana contemporánea. En La Gaceta de Cuba, marzo-abril, No.2/ 2009.
5.___________________: Una nación para todos. Raza, desigualdad y política en Cuba 1900-2000, Madrid, Editorial Colibrí, 2000.
6. James Figarola, Joel: La República dividida contra sí misma: 1900-1928, La Habana, Editorial Arte y Literatura, 1976.
7. Le Riverend, Julio: La República, dependencia y revolución, Instituto Cubano del Libro, 1969.
8. Meriño Fuentes, María de los Ángeles: Una vuelta necesaria a mayo de 1912, La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 2006.
9. Portuondo Linares, Serafín: Los Independientes de Color, La Habana, Editorial Caminos, 2002.
10. Ramírez Cañedo, Elier: Un round más sobre La Conspiración de los Iguales. En http://www.rebelion.org. Consultado el 2 de marzo de 2012.
11. Rodríguez, Rolando: La Conspiración de los Iguales, La Habana, Ediciones Imagen Contemporánea, 2010.
12. Torre Molina, Mildred de la: La historiografía neocolonial: 50 años de recuento. En La historiografía en la Revolución Cubana; reflexiones a 50 años, La Habana, Editora Historia, 2010
Solo, algo que me parece importante, el Senador Martín Morúa Delgado, mestizo, hijo de un comerciante español y una negra cubana, fallecido en 1908; llegó a ser Presidente del Senado y junto a Juan Gualberto Gómez, constituyente de 1901, hombre de confianza de Martí en el período de la llamada «Guerra Chiquita (1886), fue otro relevante político negro en los inicios de la República, si le interesa puede ver: «Juan Gualberto Gómez: Una Vida sin Sombras» de Octavio R. Costa, fallecido en exilio en Clifornia hace algún tiempo.
La mejor manera de consultar la bibliografía citada la puede encontrar por Internet, muchas cosas están en archivos del tipo PDF. No se su edad, pero presumo que es un hombre joven y personalmente me satisface que personas con esas características, se preocupen por estas cosas. J.Arias.
Muchas gracias, por la gran aportación de títulos que hace.
Estoy seguro que muchos de ellos serán sumamente provechosos en su lectura, la cual siempre hay que hacer, tanto para este tema como para cualquier otro, desde un punto de vista crítico, pues todas las opiniones que he encontrado, hasta la fecha, están muy influenciadas por prejuicios políticos o de otra índole.
Sobre mi edad, soy un joven cuya documentación dice que tiene 63 años, pero mi corazón, a pesar de sus dos infartos, dice que nació ayer.
Muchas gracias, de nuevo.