Por: Gretther Yedra
Cuando alguien menciona que en Cuba existe la tortura ejercida por instancias estatales, las reacciones suelen combinar sorpresa e incredulidad. Las respuestas acostumbran a ser del tipo: “eso ya no ocurre aquí, esto es socialismo” o “son solo casos aislados”. Los más cavernícolas podrán apuntar, incluso, que “algo habrán hecho” o que “seguro son contrarrevolucionarios”.
Y es que dentro de Cuba las personas viven en “burbujas de silencio”, el gobierno se encarga de silenciarlo todo. En el mundo exterior, alguien que no sea cubano y no esté familiarizado con el drama que viven los cubanos, cree que Cuba es paraíso donde la felicidad reina. Pero dentro, para los que se oponen a ese régimen totalitario, la vida es una pesadilla.
Como las cárceles y lo que en ellas ocurre, la tortura en Cuba es un tabú. Amnistía Internacional ha denunciado en repetidas ocasiones que en la Cuba de hoy se tortura. El primero de junio de 2012 el Comité contra la Tortura de las Naciones Unidas pidió a Cuba una investigación sobre la muerte de 202 detenidos.
http://www.rnw.nl/espanol/bulletin/comit%C3%A9-contra-la-tortura-de-la-onu-pide-aclaraciones-a-cuba
En su conversación con esta escritora, un ex oficial del MININT cuyo nombre no revelo por su seguridad, afirma, por ejemplo, que “los casos de tortura policial en Cuba no son hechos aislados”. Y que vienen sucediendo desde que surgió la Revolución. Alega que cuando estudiaba en la Academia para la formación de cadetes, ya les hablaban sobre esto, bajo el oscuro sello de la confidencialidad.
El sistema de procesar jurídicamente a las personas acusadas de cometer delitos contra la Seguridad del Estado, o inclusive por los llamados delitos comunes, está directamente enfilado a la destrucción y la desestabilización de los procesos psíquicos. Este método lo aprendieron, a inicios de la Revolución, altos oficiales en la Lubianka, Moscú.
Estas cárceles son constantes escenarios de las más flagrantes violaciones a los derechos humanos. Además de cumplir con la pena, se le agrega el maltrato y la tortura. “El sistema carcelario cubano apela al aislamiento, al hacinamiento, al hambre”, confirmó la fuente.
Ante el creciente auge del movimiento opositor cubano, el gobierno optó por la represión, y al amparo de la guerra de Irak, pensando que serviría de cobertura mediática a sus desmanes, lanzó el mayor acto de represión contra la oposición, conocido como las jornadas de La Primavera Negra de Cuba. Cientos de agentes del Departamento de Seguridad del Estado -la policía política cubana- a lo largo de todo el país y de forma sincronizada, allanaron un centenar de hogares, interrogaron a sus moradores, confiscaron sus ordenadores, máquinas de fax, máquinas de escribir, fotos; y finalmente detuvieron a 75 opositores pacíficos, periodistas independientes, defensores de derechos humanos, bibliotecarios y sindicalistas independientes.
Entre 2001 y 2011, más de 8000 personas han denunciado en medios internacionales de prensa y en Amnistía Internacional, haber sido víctimas del terrorismo de Estado a través de la tortura. Como se ha indicado, Amnistía Internacional o las Naciones Unidas también han revelado la violación crónica de Derechos Humanos en Cuba. Solamente en mayo del 2012, detuvieron a 1120 pacíficos disidentes. De ahí que hasta la fecha, las detenciones y maltratos hacia todo el que disiente hayan aumentado.
Los delitos reales, por los cuales torturan, y que son intolerables para la dictadura: pensar por cuenta propia; escribir sin mandato; discrepar del gobierno en alto; haberse atrevido a pedir firmas para, siguiendo la letra de la misma constitución cubana que lo permite, presentar a votación ante los cubanos una serie de reformas, como así lo exigía el Proyecto Varela. En otras palabras, estos opositores son detenidos, encarcelados y algunos han corrido peor suerte –no olvidemos el oscuro accidente de Oswaldo Payá-, por defender la libertad de expresión, la libertad de pensamiento, los derechos humanos y la democracia, y por promover una petición ciudadana que pide todos estos derechos y libertades.
Los delitos atribuidos a los que protestan y se oponen a una dictadura que dura ya 57 años: ser peligrosos mercenarios al servicio del «imperio del Norte», conspirar contra la independencia e integridad de Cuba, y un largo etc. de burdos pretextos que serían ridículos de no tener consecuencias tan serias. Cualquier excusa es válida para jueces serviles que interpretan a su gusto una legislación implacable con cualquier conducta que a ojos del gobierno castrista debilite al sistema socialista o favorezca el embargo económico norteamericano.
Pero, ¿puede considerarse justo un sistema político que ampara la tortura como práctica continuada? ¿Seguiremos negando la realidad o utilizaremos el pretexto de que solo son “excesos ocasionales”? No hace falta acercarse a ningún museo de la tortura de épocas pasadas. Mientras todo el mundo mira hacia otro lado, el pasado de terror y tortura prosigue –y se perfecciona– en ese “sacrosanto socialismo”.
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Gretther Yedra Rodriguez
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Anticubanos… hijos de puta Castros
Los Castros son una MAFIA y no más …. Allí lo que se hizo fue una ROBOLUCION … Todo se lo Robaron esos Degenerados Malnacidos Anticuados