Al principio fueron las expropiaciones. Le siguió la destrucción de una de las mejores economías, un sector público súper inflado (lo que en los países desarrollados se considera desempleo encubierto, porque se camufla la realidad), ineficiencia, burocracia, negación de los mercados, inoperancia. Todo es de todos, o lo que es lo mismo, nada es de nadie. El socialismo construido con el dinero de todos, administrado por pocos, y sin derecho a opinar o cambiar a los responsables máximos.
Y vio el jefe que era malo, pero no se podía contradecir. Demasiado ego para haberse equivocado. Y encontró la solución fácil: anexarnos cual parásito a la URSS, al CAME y a tierras lejanas que nada tenían que ver con nosotros. Dinero fresco a cambio de ideología. No se creó industria real, no se crearon servicios sostenibles, no se hizo nada. El inmovilismo reinaba, pero se vivía. Y logramos, junto a muchos otros, secar al huésped del que bebíamos.
#Cuba Y vinieron las plagas en forma de periodo especial: escasez, emigración, maleconazo Clic para tuitear
Rectificamos errores. Era niño y recuerdo oír decir que los camiones KAMAZ eran ineficientes, que nos enviaban lo peor, y que el petróleo era malísimo. Y a la noche no se descansó, culpando a otros de nuestra torpeza. Y vinieron las plagas en forma de periodo especial, escasez, emigración, maleconazo, becas con pase cada 15 días, falta de comida, y cuantos males podían caernos. Se legalizó el dólar, se intentó abrir la empresa privada un poco, se fue tímido para no perder el control a costa de la salud y la vida de todos.
Y entonces llegó el Salvador en paracaídas. Y nos dejó anexarnos de nuevo, incluso soñar con unir países y pasarnos a Sudamérica (¿quizás hoy estaríamos a punto de cambio como ellos?). Y chupamos todo lo que pudimos. Ofrecimos unos servicios muy buenos y útiles, pero los cobramos a un sobreprecio demasiado alto. Es lo que tiene exportar ideología, ese activo sí cotiza en nuestra bolsa y el precio lo fijamos desde aquí. Y creímos que nos las sabíamos todas y les enseñamos cómo se construía un país justo, a imagen y semejanza del nuestro. ¡Qué rayos! Somos expertos en ello, lo que no nos alcanza el dinero.
Pero algo no salió bien, y el jefe aún no entiende por qué. Saqueamos al huésped, y por algún motivo no entendieron lo que proponíamos. ¿Cómo es posible que después de expropiar, cerrar, eliminar el sector productivo, socializar todo y encerrar al diferente, el resultado sea igual? Y nos justificamos, y vimos claramente la culpa en “los otros”. Y aceptamos finalmente que ellos no supieron hacerlo. Incluso algunos nos quejamos de cómo es posible que el pueblo amigo quiera cambiarlo todo y nos corte los suministros. Sin lógica, ¿no?
Y al último día, el jefe no descansó. ¿Qué decir, a los pocos meses de hablar de socialismo próspero y sostenible, (con el dinero del otro)? Y vimos la luz. Somos unos genios: moveremos ministros (que no es cambiar), volveremos a dar las licencias que ya hemos quitado (o ahogado), nos haremos medio amigos del enemigo, pero sin darles nada, encarcelaremos al diferente más seguidito y, sobre todo, decretaremos un nuevo periodo especial. No temamos, que en escasez tenemos mucha experiencia y nos va bien. No se preocupen, que lo de trabajar, crear industria, ser eficientes no hace falta. Tampoco rectificaremos errores esta vez, pues no los hay. ¡Ya nos hemos dado a la tarea de buscar otro huésped, y aunque hace poco en España no PUDIMOS, ¡pronto lo intentaremos por tercera vez!
Lee también:
Javier Cabrera
Últimos posts de Javier Cabrera (ver todos)
- Miguel Díaz-Canel, ¿el zar de la frustración? - 2017-07-24
- En USA hackers, en Cuba ¿Policías? - 2017-03-14
- Existe un cáncer al desarrollo tecnológico en Cuba, y se llama ETECSA - 2017-02-23
- Globalización, Economía y Asamblea del Poder Popular - 2016-12-31
- NAVIDAD revolucionaria - 2016-12-24
Con que sintetismo se ha reflejado la verdad cubana.Felicidades.
No se puede hacer mejor resumen en tan poco espacio. Esperemos que en España no haya tercera vez.
Excelente artículo, lleno de una fina ironía que a momentos nos hace sonreír y otros nos lleva a un profundo análisis de lo que ha sido, es y será (hasta que le pongamos fin los mismos cubanos) el experimento de Castro. El Sistema no funciona y ya casi todos lo saben, pero hay una gran inercia que hace difícil cambiar todo ese sistema inoperante (aparte de los oportunistas, y los dueños del negocio), por eso los jóvenes y todos los buenos cubanos se deben decidir a poner su granito de arena para lograr el cambio. Cada día SOMOS MÁS POR EL CAMBIO.