José Martí el irrespetado.

Performance: «Un Martì diferente», Armando Valenzuela, Madrid, 28/01/2021

Por Germán M. González
En el mismo año del centenario de su nacimiento se le atribuye la autoría intelectual de una acción que es la negación misma de la forma con que preparó la Guerra Necesaria para lograr que esta fuera lo más rápida e incruenta posible.
En 1972 se instituyó la Orden Nacional José Martí, encomiable, no así que le fuera otorgada a dictadores corruptos, sanguinarios y genocidas. Seguramente los restos Martianos se revolvieron al ver su imagen en el pecho de Nicolae Ceaucescu; Mengistu Haile Mariam; Robert Mugave y otros similares. Desde hace cinco décadas los niños cubanos que forman parte de la organización escolar que lleva su nombre repiten cada mañana: ¡Pioneros por el comunismo, seremos como el Ché!
Algo dos veces incongruente. Sabido es el rechazo al comunismo expresado múltiples veces por el Apóstol, muy explícitamente en el artículo suyo dedicado a la muerte de Carlos Marx o en otro dedicado a comentar la obra: «La futura esclavitud» ; de Herbert Spencer.
Con respecto a ser como el Che no pudiera imaginarse mayor contradicción:
Martí aborrecía la pena de muerte, al tema le dedicó un artículo-ensayo rebatiendo las ideas del periodista francés Alphonse Carr. Ché Guevara la aplicó ampliamente, incluso: «por si acaso»; según su intervención ante la Asamblea General de las Naciones Unidas en diciembre de 1964: «Nosotros tenemos que decir aquí lo que es una verdad conocida, que la hemos
expresado siempre ante el mundo: fusilamientos, sí, hemos fusilado; fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario».
Martí vivió los años más fecundos de su vida en Nueva York, donde trabajó, conspiró, creó el Partido Revolucionario Cubano, organizó expediciones y de donde salió para morir en combate en la Guerra que organizó para lograr la independencia de Cuba. Allí aprendió a amar a quienes consideró: «el pueblo más grande en la paz y generoso en la guerra que habita en su
tiempo en Universo».
El odio a Estados Unidos se expresó por Che Guevara en la entrevista publicada por el diario británico Dailiy Worker el 4 de diciembre de 1962: «Si los cohetes hubieran permanecido, los hubiéramos usado todos y dirigido hacia el corazón mismo de los Estados Unidos, incluyendo Nueva York».
«Nada hay tan imprudente como perturbar con propios rencores –ya que hay infortunados que los tengan- la paz en pueblo ajeno». Esta frase martiana retrata, reprobando, el ansia guevarista de «Crear dos tres muchos Vietnam»; y sus andanzas bélicas, las personales y las que ayudó a crear. Se puede ser guevarista o martiano, lo que no se puede es ser ambas cosas a la vez. Por eso el pulóver que llevaba puesto en un acto el jefe de la organización juvenil oficialista Yuasan Palacios con la imagen del Che demuestra que nunca ha leído a éste, o nunca ha leído a Martí, o no ha leído a ninguno de los dos, lo más probable. 
Se irrespeta a José Martí en el artículo cinco de la constitución vigente al denominar al partido único y hegemónico como martiano al situarlo junto con otros personajes cuyo pensamiento está a años luz del expresado explícitamente por el maestro en toda su obra. El pueblo cubano debe detener el irrespeto a más insigne de sus compatriotas y el mejor
homenaje será trabajar como pedía para el Partido Revolucionario Cubano por él fundado: «La organización revolucionaria no ha de desconocer las necesidades prácticas derivadas de la constitución e historia del país, ni ha de trabajar directamente por el predominio actual o venidero de clase alguna; sino por la agrupación, conforme a métodos democráticos de todas
las fuerzas vivas de la patria; por la hermandad y acción común de los cubanos residentes en el extranjero; por el respeto y auxilio de las repúblicas del mundo, y por la creación de una República justa y abierta, una en el territorio, en el derecho, en el trabajo y en la cordialidad,
levantada con todos y para bien de todos».

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