Por José M. Presol
¿Por qué París? No es casual. Ya en 1814 y 1815 las luchas entre Francia y, creo que podemos decirlo así, el resto de Europa, al final acababan en los intentos de todos por entrar y controlar la ciudad, que desde 1789 se había convertido no solo en la capital gala, sino en el crisol de donde salían la mayoría de las ideas que dieron lugar a lo que hoy en día es Europa y Occidente (en su sentido más amplio), y todos los pensamientos innovadores que condujeron a un ideal de Democracia.
A la cultura mediterránea, grecorromana primero y luego judeo-cristiana, deben Europa y América buena parte de su forma de ser y de pensamiento, pero es a Francia, a París, a quien debemos ideas modernas fundamentales como: la soberanía que nace del pueblo, la división de poderes del estado, los Derechos Humanos, la representación a través de la elección periódica, la libertad de expresión, la de reunión, la de prensa, la de movimiento, la inviolabilidad de la persona, de su familia y de su propiedad.
París siguió creciendo como símbolo de Paz y Democracia, de Derechos Humanos y llega 1889 y durante una Exposición Universal se inaugura la Torre Eiffel, toda de hierro, con sus 300 metros de altura. Una nueva alegoría de la ciudad había nacido. Poco antes, en 1870, el pueblo parisino se había sublevado una vez más, pues, a causa de la rendición de Napoleón III ante las tropas prusianas, se levantó en armas y proclamó la Tercera República, y en 1871 la Comuna, antecedente de las luchas obreras de finales del XIX y primera mitad del XX. La guerra no acabó bien, pues Francia tuvo que aceptar un armisticio, pero lo hizo contra la voluntad de los parisinos que, cercados, preferían seguir muriendo de hambre a rendirse.
Llegó la Primera Guerra Mundial, las tropas del poco democrático Imperio Alemán avanzaban. Francia estaba desangrada después de las batallas de Lorena y Charleroi, donde ya habían caído muchos de sus mejores jóvenes. Su detención dependía de conseguir llevar al frente a cinco divisiones británicas y a todas las fuerzas de la Reserva Francesa. Nuevamente París. Los parisinos dieron un paso al frente y, después de dar su juventud al campo de batalla, dieron el esfuerzo y el trabajo necesario para mover aquel nuevo ejército hasta el Marne. Los taxis, si los taxis, de la ciudad no descansaron haciendo viajes de ida de vuelta, viajes de 160 km de cada vez, llevando hombres, armas y municiones.
Una paz poco estable y una nueva invasión, de la misma procedencia y, como no podía ser de otra forma, de enemigos de la Democracia. Ahora se llamaban nazis. Esta vez si entraron en la Ciudad, quisieron humillarla con sus constantes desfiles militares por los Champs Elysées e izando la bandera roja con la cruz gamada en lo alto de la Torre Eiffel. Lejos de humillarla lo que hicieron fue aumentar su rabia.
El Armisticio se firmó en junio de 1940, casi al mismo tiempo que el General de Gaulle cruzaba el Canal de la Mancha y en Londres proclamaba la Francia Libre que continuaba luchando. Ya el 21 de agosto de 1941 la Resistencia tenía la suficiente fuerza como atentar, en París, contra un cadete de la Marina ocupante, en las primeras horas los invasores no le hicieron mucho caso, pero cambiaron de opinión cuando el 24 se atentó contra dos oficiales en Lille, el mismo 24 otro atentado contra dos soldados en la frontera belga y el 29 se produjo un ataque contra un cuartel de tropas francesas colaboracionistas que iban a partir hacia el frente, causando heridas al propio Pierre Laval.
Poco a poco la balanza de la II Guerra Mundial se inclinaba hacia los Aliados y llegó agosto de 1944. La Resistencia parisina estaba mandada por el comunista Rol-Tanguy y por el gaullista Chaban-Delmas (primer ministro francés entre 1969 y 72), y ambos tenían una idea fija en su mente: hacer entrega a los Aliados de una París liberada por si misma; esa misma era la idea del General de Gaulle, pero con una mira más amplia: entregar su capital a la República Francesa y lanzar sobre ella, tan pronto fuese posible, a la II División Blindada de la Francia Libre para rematar el trabajo de la Resistencia.
Los malvados siempre tienen en su mente una idea: la destrucción. Y Hitler dio una orden: si París se sublevaba o corría peligro de ser liberada, debía ser destruida hasta los cimientos. Exactamente como se estaba haciendo con Varsovia desde el 1 de Agosto, tras la sublevación del Armia Krajowa.
El Gran Dictador no contaba con tres factores: 1) El cónsul sueco, Raoul Nordling, que no estaba dispuesto a que la ciudad fuese destruida, al tiempo que intentaba salvar la mayor cantidad de vidas posibles, y sirvió constantemente de intermediario entre la Resistencia y el segundo “factor”, permitiendo firmar pactos y treguas, para dar tiempo a llegar a los Aliados. 2) El General Jefe de París, Dietrich von Choltitz, nombrado precisamente para destruirla, pero que cuando vio París se negó, por primera vez en su vida de militar, a cumplir una orden. Hizo todo lo posible por retrasar la destrucción, que no se realizó. Firmó treguas, a las que no estaba autorizado. Llegó a acordar el realizar una resistencia simbólica, para que no se produjesen represalias contra las familias de los oficiales por parte de los nazis, y entregar la ciudad después. 3) El más importante: el pueblo de París: el 13 de agosto se sublevaron los trabajadores del metro y la Gendarmería Nacional, el 15 la Policía, el 16 los carteros y se requisaron todos los vehículos civiles susceptibles de ser utilizados en el alzamiento, el 17 se acordó pasar a la ofensiva en todos los niveles por el Consejo Nacional de la Resistencia, el 18 se declaró la huelga general y se ocupó la Prefectura General de París, finalmente el 22 entró en la ciudad la Novena Compañía, vanguardia de la II División Blindada.
Y aquí empiezan a mezclarse la leyenda y la historia (hablamos de París), pero se cuenta que el Jefe de un tanque Sherman, que llevaba escrito el nombre de Madrid, se dirigió por radio a su capitán y hubo más o menos esta conversación, en español:
- Jefe, ¡que he llegado al centro de París!
- Y, tú, ¡qué coño sabes lo que es el centro de París!
- ¡Es que lo que tengo delante solo puede ser Notre-Dame y el telémetro del cañón me dice que está a 150 yardas!
Fuese real o no la conversación, si se desarrolló en español es porque aquel capitán se llamaba Raymond Dronne y estaba casado con una española de Burgos, y porque el Jefe del tanque, que había nacido en Madrid, se llamaba Carlos Gutiérrez Menoyo; y aún no sabía que 13 años más tarde, el 13 de Marzo de 1957, como jefe militar de las fuerzas del Directorio Revolucionario asaltaría el Palacio Presidencial de La Habana muriendo en el intento.
Por todo esto, y por mucho más: el pensamiento de Voltaire, los besos de los enamorados, el café en una terraza, la brisa junto al Sena, sus hermosas mujeres, Los Inválidos, El Louvre, Notre-Dame, Montmatre, el Arco de Triunfo, el Sacré Coeur, el Barrio Latino, los Jardines de Luxemburgo, la Plaza de la Concordia, las Tullerías, la pintura de Picasso y de Toulouse Lautrec, por el Hammam de su Mezquita Central, porque Hemingway dijo que “era una fiesta”, por tantas cosas París es un símbolo, es una bandera para todos los demócratas y hombres de bien, y por eso los malvados quieren destruirla. No lo lograrán. Para evitarlo están los parisinos de cualquier color, religión o ideología política democrática; y si estos no bastan, detrás están el resto de los franceses; y si aún estos no bastan detrás estaremos el resto de los demócratas del mundo.
Como dice su escudo: “fluctuat nec mergitur”, o sea “es batida por las olas, pero no hundida”.
¡Nunca podrán destruir París!
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Jose Manuel Presol
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Muy interesante , muy actual este articulo que nos da una magnifica informacion sobre Paris .
Quiero felicitar a Elecier Avila por la manera valiente e inteligente con la que se desempeno frente a ese bodrio de neo fascista -batistiano-ex miliciano que es el atorrante del Espejo ( Cao ) . Cada pregunta era una bien preparada trampa en la que Eliecer no cayo .
La proxima vez que Avila le pregunte al Cao porque se tiro al suelo cuando un castrista le dio una galletada en Dominicana . Porque salio corriendo hacia el carrito amarillo en Panama y dejo solos a los cubanos que se batian contra los segurosos castristas . Eliecer debe preguntarle si no siente verguenza de ser tan cobarde .
Bueno , Elecier es muy decente para eso . Estos batistianos solo aspiran a «la Invasion » que les prometen los aspirantes republicanos , no soportan la idea de ver que otros tienen el valor de que ellos carecen . Arriba , Somos + cada dia .