La Habana, Cuba, Roxana Arias S.
El gobierno cubano sabe muy bien la influencia que pueden ejercer los medios de comunicación, por ello establece la censura sobre todo lo que no venga de sus acólitos.
Para esto emplea infructuosamente cuantiosos recursos; de los que nunca nos informan; práctica de más de 30 años, interfiriendo la señal de Radio y TV Martí que bien se pudieran usar en la mejora del contenido de la programación nacional y en hacer creíbles las noticias que se divulgan en sus medios oficiales. Con todo y lo que gastan en el empeño de impedir que los cubanos recurramos a otros medios para mantenernos informados, no lo han logrado. La creatividad y la avidez por consumir noticias que no vengan del oficialismo ha ido creciendo en la misma medida que la censura.
Deberíamos todos oponernos a todo tipo de censura, ya sabemos que tienen mucho miedo a que tengamos acceso a todo, pues llevan la de perder. El ICRT y Tele Sur tienen la misma parcialidad en sus programas y noticieros, carentes de objetividad y veracidad pues cuando se nos dice una verdad a medias y manipulada; algo nos esconden. Resulta ofensiva la Mesa Redonda que todo el tiempo se dedica a explicarnos lo que acontece en el planeta según el punto de vista de los panelistas (que concuerdan siempre en todo y tienen el supremo derecho a la red), que pueden abordar temas a profundidad cuando se trata de otro país, sin embargo los males que nos aquejan se tratan con superficialidad y siempre culpando a alguien o algo ajeno a la administración del país. Desde hace un tiempo se ha puesto de moda que en casi todos los programas nacionales nos inviten a visitar sus páginas web, lo cual resulta sumamente desagradable, creando frustración y un complejo de inferioridad con respecto a ellos ya que somos el país de América Latina con el nivel más bajo de conectividad.
Esta situación de censura se extiende como un pulpo a instituciones como el ICAIC y las editoriales de la UNEAC. Recientemente fue víctima de censura el director de cine y teatro Juan Carlos Cremata Malberti, quien fuera merecedor de más de treinta premios entre nacionales e internacionales por el filme Viva Cuba, en el Festival Internacional de Cine en Cannes en el año 2005 y varios premios al mejor filme en Alemania en el 2006 entre otros. Cremata solo pudo realizar dos funciones de su obra de teatro ‘’El Rey se muere’’ pues quienes se dedican a la deshonrosa labor, asociaron al Rey con el ya muerto para muchos Fidel Castro.
Entonces es doblemente censurado ya que los medios oficiales no transmiten nada relacionado al notable creador; de eso y otras cosas nos enteramos los cubanos, de boca en boca y por los videos que circulan en las redes y que luego pasan a las memorias USB en el país de los desconectados. Quién sabe si al creador se le ocurre llevar al celuloide la obra de teatro El Rey se muere y podamos disfrutarla en nuestras casas y reírnos de quienes la censuraron.
¡Hagan lo que hagan no podrán con el deseo de informarse y cultivarse del cubano, las prohibiciones y lo restringido surte un efecto contrario al que el gobierno espera!
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