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la carta en México
Por: José Manuel Presol.
Corría 1956 y los partidos democráticos cubanos continuaban con un debate que se extendió hasta casi finales de 1958: enfrentar a Batista con vías pacíficas y cívicas o mediante las armas y la insurrección.
No es que hubiese distintas interpretaciones entre los partidos, el debate era interno. Los dos principales partidos, auténtico y ortodoxo, estaban divididos.
Algunos auténticos estaban organizando la Organización Auténtica considerando que el camino correcto era el de las armas. Los ortodoxos, como tales, no disponían de ningún brazo armado.
Había dos organizaciones que sí habían optado por las armas: el M-26-J, muy relacionado a nivel personal con los ortodoxos, y el Directorio Revolucionario, que, en palabras de José Antonio Echevarría, era “una FEU para tiempo de guerra, su brazo armado para el combate contra la tiranía”.
Ninguna había realizado grandes acciones armadas, si se exceptúa el fracaso del Moncada y los ataques a algunos cuarteles por parte de ARO (fusionada con M-26-J) en el oriente de la Isla. Pero ya ambas lloraban mártires, como Rubén Aldama, uno de los organizadores de la estructura clandestina del Directorio, que había sido detenido, torturado y asesinado, sin decir una palabra.
En estas circunstancias se produce una reunión, que siempre me ha llamado la atención, entre José Antonio Echevarría y Fidel Castro. Tuvo lugar en México, en el departamento de Melba Hernández y Jesús Montané y fue entre la noche del 28 de Agosto y la madrugada del 29, aunque algunos dicen que duró hasta el 30, fecha que figura en el original del comunicado.
Me ha llamado la atención por:
Primero: Fue una reunión para acordar la coordinación de ambas organizaciones en la lucha, pero… concretamente a eso “la carta” dedica casi únicamente el primer punto, es decir algo más de una línea.
Segundo: Se extiende, desde el punto 5 al 13, denunciando maniobras del dictador dominicano Trujillo contra Cuba y sus relaciones con oficiales batistianos, y a ¡pedir a Batista armas para lavar el honor luchando contra Trujillo! No tiene sentido, cuando, según el propio Echeverría, el objetivo principal de la Revolución era derribar a Batista.
Tercero: Se considera al Coronel Barquín, el comandante Boronet y demás oficiales presos en Isla de Pinos, como la más digna representación del Ejército, y se dice que un ejército dirigido por ellos tendrá el respeto y simpatía de la Revolución. Sin embargo Barquín, quien realmente se hizo cargo de Ciudad Militar Columbia, en La Habana, el 1 de enero de 1959, recibió la orden de entregar el mando a Camilo Cienfuegos, convirtiéndole en Jefe del Ejército.
Cuarto: La carta pretende ser un pacto entre el M-26-J y el DR, pero José Antonio la firmó como Presidente de la FEU. Eso no tiene sentido.
#Cuba Fidel Castro se negó a colaborar en el Asalto a Palacio y en el ataque al Cuartel Goicuría. Clic para tuitear
Por otra parte, ¿alguien recuerda alguna acción armada realizada entre ambas organizaciones? Fidel Castro se negó a colaborar en el Asalto a Palacio y en el ataque al Cuartel Goicuría. Llegó a declarar en Bohemia que el primero no tenía sentido, era un sacrificio inútil y un acto putchista (denominación que hace pensar que ya había algún comunista asesorándole).
Fauré Chomón dice que en octubre hubo una segunda reunión, para coordinar temas militares, incluyendo el desembarco del Granma. En esa reunión participaron Fructuoso Rodríguez, Joe Westbrook y él mismo. Alguna fuente menciona que también estuvo Frank País. Pero no hay información sobre acciones conjuntas ni de la intervención del Directorio para apoyar el desembarco.
El Directorio, pocos días después, y en solitario, pone en práctica su política de “atacar a la cabeza”, y realiza su primer atentado de trascendencia: la ejecución del coronel Antonio Blanco Rico, Jefe del Servicio de Información Militar.
Opino que José Antonio Echeverría fue a México desconfiando de Fidel y volvió desconfiando más, como lo demuestran las declaraciones de su hermana que, cuando lo encontró en Cuba, le preguntó cómo había firmado eso y la respuesta fue que sabía que había firmado con el diablo, pero que, en cuanto la Revolución conquistase el poder, ya se encargarían de bajarle de la loma a tiros.
Es muy difícil llegar a conclusiones, pero quizás lo que se produjo fue un intento hacia la unidad de acción, donde Fidel Castro se encontró con el que podía ser su gran rival, muy difícil de manejar y convencer; y José Antonio Echeverría chocó con un anfitrión que no era otra cosa que aquel gánster del que se hablaba en la Universidad y un ambicioso al que se debía tener controlado.
Si esa fue su impresión, ambos tenían razón, como han demostrado los hechos y tiempos que siguieron, para desgracia de Cuba y todos nosotros.
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Jose Manuel Presol
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JMPresol (partidario de asesinos)
Ud. continúa con su labor desinformativa y difamatoria de la historia cubana, para lo cual utiliza intencionalmente ¨lo que algunos dicen¨, información de ¨algunas fuentes¨ o su propia ¨opinión¨. No lo digo yo, lo dice Ud. mismo en su escrito, por lo que asumo que toda su publicación carece de confiabilidad.
Respecto al Pacto de Méjico, también conocida como Carta de México. Fue en una reunión efectuada en ese país en agosto de 1956 entre dirigentes del Movimiento 26 de Julio (M-26-7, no M-26-J) y del Directorio Revolucionario donde se coordinaron los planes para llevar a Cuba una expedición e iniciar la guerra de guerrillas en las montañas con el apoyo de un levantamiento armados en distintas ciudades de la Isla para derrocar la dictadura del general Fulgencio Batista.
José Antonio Echeverría era el presidente de la FEU y a la vez jefe máximo del Directorio Revolucionario de Cuba, (como quiera que firmase la carta, era la misma persona).
Los dirigentes del Movimiento 26 de Julio y del Directorio Revolucionario coordinaron en la reunión de México los planes de sus organizaciones con respecto a la lucha armada. Fidel explicó cómo se proponía llevar a Cuba una expedición para iniciar la guerra de guerrillas en las montañas y que el desembarco sería apoyado por levantamientos armados en distintas ciudades de la Isla, sobre todo en Oriente, misión esta que le fue encomendada por el movimiento 26 de Julio a Frank País García.
En tal sentido se solicitó el respaldo de los comandos del Directorio, cuyos dirigentes plenamente de acuerdo con Fidel se comprometieron a ejecutar una serie de acciones en La Habana.
El encuentro estuvo caracterizado por la camaradería propia entre revolucionarios dispuestos a hacer cualquier sacrificio con tal de liberar a la patria. Los jefes de ambas organizaciones, Fidel y José Antonio, suscribieron entonces un documento de trascendental significación histórica: La Carta de México, también conocida en la historia como El Pacto de México, en el que queda establecida la unidad de acción política de la juventud cubana en la lucha revolucionaria. El citado documento fue publicado el 1 de septiembre de 1956.
Fragmentos del Pacto
«…los dos núcleos que agrupan sus filas, la nueva generación, que se ha ganado en el sacrificio y el combate las simpatías del pueblo cubano, acuerdan dirigir al país la siguiente declaración conjunta:
…Que ambas organizaciones han decidido unir sólidamente su esfuerzo en el propósito de derrocar la tiranía y llevar a cabo la Revolución cubana.
…Que la revolución llegará al poder libre de compromisos e intereses, para servir a Cuba, en un programa de justicia social, de libertad y democracia, de respeto a las leyes justas y de reconocimiento a la dignidad plena de todos los cubanos, sin odios mezquinos para nadie y, los que la dirigimos dispuestos a poner por delante el sacrificio de nuestras vidas, en prenda de nuestras limpias intenciones.»
Este histórico Pacto suscrito entre el Movimiento 26 de Julio y el Directorio Revolucionario, tuvo una extraordinaria importancia en el proceso de unificación de las fuerzas revolucionarias que llevarían a cabo la etapa final y definitiva de la guerra de liberación en Cuba.
Aunque no se logró dotar ambas organizaciones de un misma estrategia y se convino en que cada una de manera independiente desarrollara sus planes de acción armada, si quedó establecida una coordinación necesaria para la lucha y la unidad de la juventud cubana en cuanto al programa político, encaminado a la reivindicación de los derechos del pueblo.
La unidad de acción política de la juventud cubana estaba basada en el reconocimiento por parte de las dos organizaciones, de la debilidad manifiesta en los politiqueros burgueses electoralistas, y de la necesidad de empuñar las armas al fin de alcanzar la definitiva liberación del pueblo cubano e impulsar luego las transformaciones de carácter popular que la nación reclamaba.
Leí todo tu artículo porque leo de todo. Comenté solo el final porque en realidad y sin ánimo de ofender, tiene más pretensiones que luces. Apreciaciones, suposiciones, opiniones, pero ningún rigor histórico. Supongo que toda tu intención fue calificar a Fidel como un «ganster» (opinión con la que no coinciden varios Jefes de estado, el papa, muchos intelectuales, varios premios Nobel y la gran mayoría del pueblo cubano, lo cual descalifica bastante tu criterio). No ganaría créditos si me dedico a rebatirte. «Águila no come moscas».
Lo que si te voy a contestar es tu pretensión de pertenecer a los más (Somos mas) y a la de «Acabar de ver el sol» que es, seguramente, la de volver a una Cuba convertida en aquella de 1958.
En 1967, cuando tu corrías a refugiarte en esa sociedad cuya opulencia le ha costado y le cuesta tanta miseria, sufrimiento y desgracias a la humanidad, ya yo había alfabetizado a siete campesinos y había estado movilizado militarmente tres veces, incluyendo la Crisis de Octubre y llegaba a Moa (donde la prepotencia de EEUU pronosticó que nosotros, los indígenas, no operaríamos su deslumbrante tecnología) para trabajar y concluir mis estudios universitarios. Depues me he dedicado a trabajar por mi país y a aprender, a estudiar. tengo cuatro hijos, una esposa, una modesta casa y un carro ya viejo, con muy poca gasolina. La vida cotidiana no me resulta cómoda, me faltan muchas cosas materiales, pero soy feliz. Pienso, como Martí (¿sabes quién fué Martí? !!No, no el de Radio Martí !!) que: «La pobreza pasa, lo que no pasa es la deshonra que, con pretexto de la pobreza, suelen echar los hombres sobre si.» Pudiera decirte por qué soy felíz, pudiera hablarte del orgullo, de la dignidad, de que tengo la admiración y el reconocimiento de mis hijos, aunque no les he dado nada material, solo un ejemplo, pero sería inútil, no creo que lo entiendas, hablamos idiomas muy diferentes porque tenemos escalas de valores muy diferentes. Quisiera tener muchas de las cosas materiales de las que tú seguramente disfrutas, pero no al precio que tu has pagado. Me hubiera perdido el orgullo que siento por la dignidad de mi patria. Martí dijo: «No hay pena que no pueda consolar, ni crimen que no pueda redimir, el gusto de ser útil.»
No podemos tener un debate, solo un enfrentamiento. Somos antagonicos porque tu no persigues nada bueno para mi patria, solo para ti. Ya Martí los calificó a los que son como tu: “Estos desertores que piden fusil en los ejércitos de la América del Norte, que ahoga en sangre a sus indios y va de más a menos. iEstos delicados, que son hombres y no quieren hacer el trabajo de hombres! Pues el Washington que les hizo esta tierra ¿se fue a vivir con los ingleses, a vivir con los ingleses en los años en que los veía venir contra su tierra propia? iEstos “increíbles” del honor que lo arrastran por el suelo extranjero, como los increíbles de la Revolución francesa, danzando y relamiéndose, arrastraban las erres.”
Bajuelo
Hoy leí tu respuesta a JMPresol, muy contundente, más para una persona que admira los asesinatos que cometieron las bandas del Escambray, admira a sus comisores, ese no tiene otra clasificación que partidario de asesino. Has retratado su conducta, su vida y su futuro.