Por José M. Presol
Acabamos de vivir en Cuba un nuevo episodio de despotismo. Sin saberse muy bien quien ha dado la orden, cual es el razonamiento, cuales son las causas (salvo una supuesta culpabilidad en la subida de precios), la Policía Nacional Revolucionaria (PNR) comenzó a prohibir, sin previo aviso, la actividad de los carretilleros que actuaban como vendedores callejeros de viandas y frutas.
No estamos hablando de contrabandistas, ladrones o malversadores. Lo estamos haciendo de ciudadanos que han pagado sus licencias, que pagan sus impuestos, que están al día con sus obligaciones con el Estado. Entonces, ¿Qué ha pasado?
Hay quien dice que el origen está en unas manifestaciones de Raúl Castro diciendo que había que topar los precios, y que se había optado por “topar” en la parte más débil, es decir en el último escalón, que es el que suministra su comida directamente al Pueblo.
También hay quien dice que la decisión viene de alguien de más abajo, para “agradar al jefe” y asegurar “su asiento”, y que con tal de hacer valer su autoridad le importa poco el sufrimiento de los de “más abajo”.
Así es de recordar la anécdota que se cuenta de Oscar Fernández Mel, el que fue alcalde de La Habana. Dicen por ahí que en una reunión con técnicos soviéticos le propusieron una solución doble para dos problemas que se planteaban: los resquebrajamientos que estaban sufriendo las paredes del túnel de La Habana, debido a las vibraciones causadas por los motores de los carros y autobuses, y un ahorro considerable de combustible.
La solución era laboriosa, pero sencilla: sustituir las guaguas por trolebuses, la Unión Soviética sufragaría los gastos del tendido eléctrico y todas las necesidades técnicas. Los vehículos propuestos, por una parte emitían muchas menos vibraciones y, por otra, su consumo energético era menor; exactamente el consumo de 20 trolebuses equivalía al de 1 guagua.
El “compañero” Fernández Mel, empezó a argumentar que no le parecía bien el proyecto y, a cada una de sus argumentaciones, los soviéticos respondían con razonamientos técnicos. Eso hasta que el Sr. Alcalde se hartó y le dijo: “saben, los trolebuses no se van a poner por una sencilla razón: porque no me sale de los co…..”
Y esto es sencillamente lo que pasa en Cuba, no se gobierna con leyes, no se hace con decretos y códigos, se hace como le sale de los co….. al responsable de turno, cualquiera que sea su nivel.
De esto es de lo que hablábamos hace unos meses en un artículo sobre la “seguridad jurídica”.
La seguridad jurídica es sencillamente que se respete lo que dicen las leyes y no se haga lo que le sale de los co….. a unos cuantos.
De esto se dan cuenta los inversores extranjeros, y por esto es por lo que no acaban de llegar.
Lo más triste es que este abuso ocurre con personas que, en muchos casos, vienen de los 500,000 cubanos despedidos de sus trabajos a partir de 2010, los cuales perdieron su empleo debido a la ineficacia del sistema productivo y la incapacidad de los administradores.
Y ¿cuál es el resultado? Pues que ahora la gente tendrá que comprar su comida dirigiéndose directamente al mercado negro, con peor calidad, peores precios y cometiendo una ilegalidad.
Hay habaneros que ya han protestado pidiendo: “¡comida!, ¡comida!” mientras la PNR procedía a llevarse las carretillas.
Y ¿cuál es la solución? La respuesta es simple: defiende tus derechos, oponte a la dictadura. Pero tú solo no puedes hacerlo, necesitas unirte a los que tienen el mismo problema. Únete y oponte a la situación, pelea por llevar a Cuba al puesto que merece, al puesto que le corresponde: el puesto de una nación libre y soberana.
Di NO, una y mil veces NO. Hazlo pacíficamente, pero hazlo. Seguro que el resultado no es inmediato, pero acabará habiendo un resultado.
Tic-tac, el reloj de la Historia suena y no es en contra nuestra.
CARRETILLEROS DE CUBA… ¡UNÍOS!
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// Nooooooooo es así de sencillo //
«Di NO, una y mil veces NO». Solo sugerir que «digan NO», aunque cada uno lo haga de distinta forma, no es suficiente. Además, simple estarán las soluciones «más prácticas», como tratar de arreglárselas con los que tienen el poder secuestrado, o lograr irse de Cuba.
HAY que desarrollar (siii, desarrollar, eso requiere trabajo y tiempo…) la alternativa al régimen: proyectos prácticos y convincentes que puedan comenzar a ser implementados, los políticos-dirigentes, capaces y confiables, que expliquen los proyectos y lleguen a dirigir su implementación.
Pasito bien sencillo para comenzar ese trabajo es difundir en Cuba el siguiente volante.
Aspiraciones sociales cubanas, ¿sí o no?
http://mhecnet.org/DOCU53.HTM
Estimado Sr, Trellez, lo que Vd propone es precisamente lo que está intentando Somos+, aunque con un matiz, siempre creyendo que nuestro planteamiento es el más consecuente y el mejor para Patria, no debemos crear «la alternativa», lo que nos gustaría sería crear muchas alternativas democráticas para que el Pueblo libremente escoja entre ellas en unas elecciones libres y directas.
Creame hay mucha diferencia entre «la alternativa» y «muchas alternativas»
Nosotros, Somos+, ya estamos intentando difundir lo más posible nuestros documentos en el interior, y exterior, de Cuba, que en muchas cosas pueden coincidir con el fondo que se pretende buscar en ese documento.
De todas formas hay una cosa en la que discrepo, con todo el respeto y si me lo permite. En el inicio del documento se dice «En Cuba antes del 59 el conocimiento cívico y democrático del ciudadano era pobre». Es muy difícil valorar si un conocimiento de ese tipo era pobre o no, pero lo que si podemos afirmar es que era más rico que el actual.
Solo es necesario recordar que todas, si todas, las organizaciones revolucionarias y, por tanto, es de suponer que sus militantes y seguidores, si coincidían en algo era en la reinstauración de la Constitución del 40. ¿Le parece pobre eso? A mi, me parece muy rico.
Esa Constitución quizás ya no es exactamente lo que necesita Cuba en este momento, eso tienen que decidirlo los cubanos, pero es la última Constitución redactada por delegados de todas las tendencias políticas existentes en el momento y votada en libertad por el Pueblo.
¡Ojalá seamos capaces de imitar su ejemplo!
Gracias por responder, jmpresol.
Note que yo no pido que tengamos *la* alternativa al régimen, sino al menos una que sirva (que hay que desarrollarla, no es solo hablar de deseos).
Y no hay contradicción en que se diga que antes del 59 el conocimiento cívico y democrático del ciudadano era pobre, y que ahora sea peor. El problema es que es imprescindible tenerlo mínimamente bueno y ¡no se trabaja con efectividad para mejorarlo!
Y sobre la Constitución del 40… o de las Constituciones en general, es un tema largo de hablar. Es una simplicidad pensar que lo que falta es restaurarla, y es simplicidad también pensar que lo que falta es convocar inmediatamente a una nueva constituyente.
Lo inmediato es despertar y desarrollar la consciencia cívica de los ciudadanos, que no se está haciendo. Para ello hay que tener proyectos, ideas, prácticas y convincentes, y la gente apropiada para darlas a conocer y luego implementarlas.
Quejándose y haciendo «exigencias» al régimen no le logra nada de eso.
Saludos.
Estimado Ricardo, no tiene que dar las gracias, siempre intento, salvo que algo me lo impida, responder.
Me permito recordarle que es Vd el que habló de «la alternativa», no yo.
El problema está en que yo considero que antes del 59 el conocimiento cívico y ciudadano no era tan poble. No vamos a decir que era maravilloso (no me voy a poner en la posición de idealizar todo lo anterior), pero si era razonablemente aceptable. En los años 40 aún vivían muchos veteranos de las Guerras de Independencia, en los años 50 muchos que habían vivido la revolución del 33, la gestación de la Constitución del 40. Creo que podemos decir que el nivel era razonablemente aceptable, tan aceptable como para que una buena parte de la población estuviese «unida en su desunión» contra Batista.
Yo digo que no se si la Constitución del 40 es lo que necesita Cuba, o si precisa ser reformada, lo que digo es que eso tienen que decidirlo los cubanos.
Un defecto que tenemos todos, entre los que me incluyo, es que al enfrentarnos a algo, nos olvidamos de ver si podemos aprender algo de aquello a lo que nos enfrentamos. Los comunistas son auténticos maestros en el asalto al poder.
Ellos tienen como una de sus normas, empezar a movilizar a la gente sobre cosas cotidianas, del día a día, para luego ir dando el salto a otras movilizaciones más políticas y organizadas.
Aprendamos.
Quizás «quejándose y haciendo “exigencias” al régimen» no se consigue nada, yo creo que siempre se consigue algo: quizás la demostración palpable de que no se consigue nada y entonces los más conscientes de la situación, paulatinamente, irán adoptando otras formas de lucha.
Reprimir al pueblo es lo más fácil para el gobierno pero sí ellos quieren topar los precios de verdad que empiecen por ellos a dar el ejemplo o de lo contrario que permitan que allá varias opciones nada mejor competencia por qué es verdad que los precios en Cuba están demasiados inflados pero que asen con poner multa y a ser decomisos y en los mercados estatales es donde primero que tienen los precios más alto,o cundo están algo baratos entonces es el producto de muy mala calidad esto es algo que a la almonistracion se le está saliendo de control para mi opinión la solución es la competencia más gana el que más barato venda y con mejor calidad
Si Yoel, para «topar» los precios lo mejor es la libertad de producción, la libertad de transporte, la libertad de comercialización a todos los niveles.
Si se deja al mercado actuar, al final todo redunda en beneficio de todos.
Para conseguir cualquier cosa en la vida hay que sacrificarse, hay que quererlo, hay que defenderlo y el cubano opta por aguantar o emigrar… ¿Cuándo comenzarán a pelear? Nadie lo sabe, llevamos 60 años aguantando, porque «nadie se quiere buscar problemas» como si les quedará algo por lo que aguantar después de haberlo perdido todo. ¿Qué más problemas se podrían buscar de todos los que ya tienen?
Justino, me parece que es Vd un poco pesimista, a todos nos pasa alguna vez.
Se ha comenzado a pelear hace mucho tiempo, pero es una pelea difícil.
No podemos olvidar los miles que por pelear han pasado, y siguien pasando, por las cárceles castristas. No podemos olvidar a los héroes del Escambray y otras zonas. No podemos olvidar el Maleconazo. No podemos olvidar a los balseros. No podemos olvidar la Embajada de Perú. No podemos olvidar Mariel. No podemos olvidar a los miembros de las organizaciones opositoras que existen actualmente, con virtudes y defectos, pero existen. Todas esas son formas de pelear.
Claro que mucha gente opta por emigrar, o por no buscarse problemas, pero mucha también opta por pelear desde dentro o desde fuera.
Hemos peleado, peleamos y seguiremos peleando hasta que consigamos nuestro objetivo: un Parlamento libre y democráticamente elegido sesionando en el Capitolio.