Por: Pedro Acosta
Por los logros obtenidos en el último quinquenio, al pueblo cubano le asisten poderosas razones para no dejar de desfilar este 1ero de Mayo.
Razonemos:
-Aunque no podemos pagarlos, tenemos derecho a alojarnos en todos los hoteles de nuestro país. Asimismo, aunque tampoco podemos permitírnoslo, ya podemos comprar en las farmacias creadas para la atención a foráneos.
-Hay en venta, para los cubanos, vehículos automotores. Aunque es necesario ahorrar, íntegramente, el salario devengado en toda una vida laboral, para comprar el auto más barato.
-Aunque cuarenta años tarde y a un alto precio, tenemos acceso a Internet. Se han puesto a disposición del pueblo, con diez años de retraso, y con precios inauditos, por ser una estafa, zonas Wifi, donde al sol, en el piso, sin privacidad y con hacinamiento, el pueblo puede acceder a este servicio. Con la esperanza también de que en los próximos 15 años nos den libre acceso a los canales vía satélite e internet en casa.
-Como siempre, enfrascado el pueblo en una nueva panacea, que ahora sí les permitirá emprender el camino correcto hacia el desarrollo: Los lineamientos de la Política Económica y Social del Partido. Y aunque luego de cinco años, de los 313 aspectos con que cuenta este, solo 65, el 21%, se han implementado, el 7mo Congreso del PCC los ratificó y el pueblo tiene que confiar en ellos.
-La añeja y pretendida gratuidad de la educación y la salud, aunque con múltiples carencias y deterioro de estas en todos los aspectos.
He mencionado más elementos que los que reflejó el Presidente Raúl Castro en la Conferencia de Prensa junto a Obama, donde solo pudo decir: “Educación y salud y entre muchas otras más: Educación y Salud”.
Revisemos las inocuas razones para que el pueblo cubano ¡No desfile el 1ero de mayo!
-El salario que devengamos no permite resolver las más mínima de nuestras necesidades materiales y espirituales por lo que muchos tienen que recurrir al robo, la receptación y el desvío de recursos. No vivimos con el decoro que merecemos después de 57 años de revolución y sacrificios. Estamos muy por debajo de la altura tecnológica del siglo XXI. El retiro que se recibe, luego de toda una vida de entrega, no permite vivir de manera decente, por lo que es necesario (cuando pueden), para no permanecer en el hambre y la miseria, recibir ayuda de hijos y nietos.
– Fuimos engañados por el “máximo líder”. Negó su filiación comunista y ese precisamente fue el camino que desde siempre había escogido para su gobierno. No cumplió con la promesa de realizar elecciones libres en corto tiempo, elaborar prontamente una Constitución y dar paso, más temprano que tarde, para que las nuevas generaciones tomaran en sus manos la dirección del país.
-En Cuba no hay una verdadera libertad de expresión y de asociación. Es imprescindible contar con el aval del régimen y estar bajo su control. Imposible manifestarse públicamente de forma independiente y menos en oposición al gobierno, sin que esté presente la represión física y sicológica. No hay derecho a las huelgas, ni a utilizar los medios para criticar al régimen y a sus máximos dirigentes. A ningún nivel rinden cuentas al pueblo de su gestión. Tampoco lo hacen los Diputados a la Asamblea Nacional y jamás recorren, tal vez en periodo de elecciones, las zonas por donde fueron electos.
-Somos uno de los pocos países en el mundo donde existe un solo partido, el que impide, a través de sus órganos de seguridad, que se propongan cambios (dentro del estrecho margen que han dejado en la Ley) al Sistema Eleccionario del país y a la Ley de Asociaciones.
-Existe corrupción gubernamental y nepotismo. Dada en que los dirigentes, en especial los “fundadores”, nunca han vivido, al igual que sus familiares, a la altura y con el sacrificio que del pueblo exigen. Sus lemas: “Siempre con las masas, nunca por encima de las masas” y “Esta es una revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes”, son una farsa.
-Ni proponemos, ni elegimos a los delegados a la Asamblea Provincial y Nacional, Ni siquiera los conocemos, pues no viven en el lugar en que son electos. No proponemos, y menos aún elegimos directamente al Presidente del país.
Y la más poderosa de las razones es que al desfilar no estamos siendo dignos ni consecuentes, así sólo demostramos al mundo que apoyamos un gobierno: ¡Con el que NO estamos de acuerdo!
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Pedro Acosta

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Muy buenas las razones,en algunos países europeos se llamaría darle una zanahoria al pueblo,el problema es que la zanahoria que dan en Cuba esta podrida,pero los cubanos se la siguen comiendo.