Por: Pedro Acosta
Converso con Alejandra, graduada en Derecho y quien estuvo vinculada a la preparación de los trabajadores sociales por tres años.
“Eso fue otro de los necios caprichos de Fidel. Los jóvenes ni eran tan inteligentes, ni tan honestos y muchos menos aplicados. Los varones huían en su inmensa mayoría del Servicio Militar y por buscarse cuatro pesos. Increíble, ¡ganaban más que yo!, una graduada universitaria y por demás su profesora. Nos reíamos para no explotar de la indignación.”
“La disciplina. No vale la pena hablar de ello. Sí te diré que para sacar a alguno de los hijos de Fidel del trabajo era una desgracia. Teníamos miedo, como todos en Cuba, de chocar con el “cacique mayor”. En cuanto pude zafarme lo hice. “Ni el veinte por ciento de esos “ejemplares” jóvenes cubanos se graduó de sus estudios.”
Alejandra, desde el año 2010, vive en México y es profesora universitaria.
¿Qué fue de los trabajadores sociales, cuánto nos costaron?
Tuve la posibilidad de hablar con José Antonio, quien estuviera al frente de un grupo de trabajadores sociales en un populoso barrio de La Habana durante el “famoso” cambio de refrigeradores. Me cuenta que ese fue el fin de su relación con el régimen. Al terminar la tarea dejó de trabajar para el estado y entregó el carnet de militante del PCC. En el año 2010, con sesenta y cinco años se fue a vivir a España con sus hijos y nietos y viene regularmente de visita a su patria.
“No quiero hablar mucho de ello, me abochorno de haber confiado en un hombre como Fidel. Lo del cambio de “fríos” fue una estafa al pueblo. No tiene nada que ver con lo que preguntaste, pero tenía que decirlo. Esos muchachos acabaron en ese trabajo, no solo porque algunos vendieron bonos, sino por la forma en que se desempeñaron. Se portaron arrogantes con las personas e impusieron su criterio por encima de la lógica y la justicia. A muchos les faltó la nobleza que debe caracterizar el trabajo social.”
Fidel los encumbró por lo mismo que creó héroes, planes y estrategias, para manipular, ocultar y que la gente se olvidara de los reales problemas. Muy pocos se graduaron y los que lo hicieron de inmediato abandonaron sus funciones sociales.»
Ahora pregunto yo: ¿Dónde están y cuánto nos costaron?
El circo que armó Fidel alrededor de los trabajadores sociales feneció, quedan ya muy pocos en estas funciones. Pero sesgaron las posibilidades de obtener una carrera universitaria a más de 50 mil jóvenes cubanos que las merecían más que muchos de ellos.
Los trabajadores sociales costaron a este pueblo; sin tener en cuenta el elevado gasto en uniformes, alojamiento, artículos personales y planes de estudios universitarios, solo en salario, no menos de 300 millones de pesos anuales.
Nuestro pueblo está necesitado, como ningún otro, de experimentados trabajadores sociales, no solo para atender los problemas económicos, sino, que en primer lugar, deben enfrentar los traumas que padece, en demasía, nuestra sociedad. Ya vendrán esos hombres y mujeres que tanto necesitamos. Aquí están, ellos existen, la nobleza del cubano será canalizada debidamente hacia esta importante labor. Solo se necesita de un gobierno que en realidad procure el bienestar de todos.
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