La Ruta de la Seda para los incipientes empresarios cubanos

 

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Por: Pedro Acosta

Tras recorrer más de veinte mil kilómetros, han regresado  once emprendedores jóvenes cubanos. Sus edades oscilan entre los 18 y 31 años y están, cual Marco Polo, intentando trazar su “Ruta de la Seda”. Su largo recorrido de ida y vuelta a Rusia es una empresa  costosa, además  corren el riesgo de que una parte de la mercancía comprada pueda  serles confiscada en el aeropuerto.  El costo  total del viaje, incluido el traslado dentro de la capital rusa, está alrededor de los 2000 CUC.

Bertico, el Benjamín del grupo, solo cuenta con dieciocho años, ha venido muy impresionado. “Mira, nosotros vivimos en una aldea. Moscú es bello. El metro es una obra de arte.  Éramos cuatro en una habitación. El lugar es barato.”
“Maravilloso Moscú, -comentaJulián- da pena cuando pienso en “Carlos III “o “Galerías Paseo”.  No es mi primer viaje, fui el  año pasado con mi primo.”

No todos los “comerciantes” son de la Habana. En este viaje fueron cuatro matanceros. Uno quedó en la capital,  le dicen “Kike”.  “Soy un guajirito, graduado de la UCI, y  me he tenido que meter a comerciante. Este es mi primer y único viaje. Fui a comprar equipamiento y piezas para mi trabajo y hacerme más competitivo. Me dedico a arreglar celulares, computadoras, poner aplicaciones y cosas de ese tipo”.

El arreglo de celulares, computadoras y televisores  es en lo que ha devenido el sueño de muchos Ingenieros Informáticos cubanos.
¿Qué de dónde saqué el dinero? Facilito, empeñe mi casa. Por suerte, con las piezas de carro y la ropa que me están ayudando a vender es muy posible que liquide todo.”
“Me alegró ver cómo Rusia ha avanzado después salir del comunismo. -continúa Kike-. Tanto que Fidel  criticó y  lamentó “la caída del campo socialista”. Ha sido una bendición para ellos, fortuna que espero para Cuba”.

Converso  largo con Pedro. Un emprendedor joven de 31 años, es ingeniero y habla inglés y ruso.  Al no conseguir buen empleo, decidió hacerlo para sí mismo. “Cuando el estado autorice ya yo recorrí un trecho y tengo los contactos allá y acá”. Me lo dice entusiasmado y convencido de que el régimen autorizará la fundación  de este tipo de pequeñas empresas.

“Tocayo, en el primer viaje  vendí el Lada y me llevé, con los gastos pagos,  a dos buenos amigos. Les dije: Quieren ir de gratis a Moscú. Eso sí, la mercancía que ellos traían, y que también compré yo,  era mía. Así empecé este negocito. Me la jugué.”

Conoció a Boris, un ruso  de cuarenta y tres años, que tiene conformada, de manera legal, una pequeña empresa que se dedica a recibir cubanos, alojarlos, trasladarlos y guiarlos en Moscú. Acoge grupos de no menos de ocho personas.

“Supe aprovechar la oportunidad. Me arriesgué y hasta ahora me va bien. Este fue mi tercer viaje. En cada uno de ellos les costeé el “tour” a tres amigos. Con el mismo principio.  En este  tenía las piezas de Ladas vendidas. Ya tengo mi pequeña empresa casi establecida. Solo espero que el régimen, ahora que está de “amiguito” de los yanquis, legalice este trabajo”.

“Me hablas del precio que pongo a lo que vendo. Casi me dices bandido. Te voy a poner un solo ejemplo. Parodiando a un furibundo defensor del régimen te digo: Saca tus propias conclusiones. Un Peugeot que cuesta a todo reventar 7 mil dólares, el gobierno cubano lo vende en 260 mil CUC. Dime tú ahora si yo soy el bandido.”

“No me gustan esos largos viajes, ni el invierno ruso, ni invertir dinero sin una garantía.  Estudié lo que me gustaba además del inglés y el ruso. Me quemé las pestañas pensando que el país tendría que encaminarse, pero la vida me demostró que por ahora es  imposible. Esta gente no se da cuenta de que el mundo es otro y que son unos dinosaurios.  Sus criterios económicos y mercantiles son nulos. Mientras tanto aquí me tienes, de “filibustero empresarial”.

Espero que los anhelos de Pedro se hagan realidad.  De legalizarse  este tipo de pequeñas empresas, se abarataría el costo del arreglo de autos, ya que entre otras cosas, los gestores   pudieran establecer contactos directos con las empresas productoras de estos artículos en Rusia o en otro país.  Además de que se crearían múltiples puestos de trabajo tan necesarios para nuestro pueblo.

 

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Pedro Acosta

Nací en Diciembre de 1951. Estudié Contabilidad hasta 3ero y Derecho hasta 2do. Fui combatiente internacionalista en Angola. Dirigí la Ref. aceite comestible más grande de Cuba. Fundé en 1995 un restaurante que dirigí por 17 años. Escribo actualmente para medios independientes. Y hoy estoy aquí aportando mi parte como ciudadano porque la suerte se construye y se abona nadie nos la regala.

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