Por: Maykel Aledo
No existe un solo día que, para Cuba, que sufre, no sea mi primer pensamiento. Y llevo algún tiempo ya, valorando aquello de que todo pueblo tiene la realidad que se merece ¿Será justa esa sentencia en nuestro caso? Desgarra aceptarla.
Recuerdo, y de vez en vez me recuerdan, cuando hasta hace algunos años, me creían y me creía yo, “revolucionario” en el sentido del término que han impuesto en Cuba.
Recuerdo cuando en mis primeras lecciones de Filosofía e Historia en mi carrera universitaria me enseñaban que la concepción filosófica del mundo que aprendíamos, se trataba de la ciencia que se ocupa de aprender y aplicar las leyes más generales del desarrollo de la naturaleza, la sociedad y el pensamiento.
Recuerdo que uno de los primeros Principios que nos enseñaron que rigen todo cuanto existe es el de la Objetividad. El universo, la realidad, es objetiva, quiere decir que existe, con sus propias leyes, independientemente, sin importar, que seamos conscientes o no de su existencia. Para explicarlo de forma simplona, usted puede conocer o no que vive a la sombra de un enfermo y feo árbol, pero sin importar que usted lo sepa o no, el árbol está ahí y es una realidad objetiva.
Sin importar si usted es ciego y no puede verlo, o sin importar si usted decide cada vez que sale cerrar los ojos para no ser consciente de su existencia, sin importar qué, el árbol va a estar ahí como una realidad objetiva independiente de su conciencia, hasta tanto no tenga muerte natural o alguien eche abajo, por accidente o a voluntad, el enfermo y feo árbol que todo ensombrece.
Recuerdo cuando nos enseñaron que por tanto el mundo era conocible, que se podía llegar a conocer la verdad de la naturaleza, de la sociedad, del pensamiento, de la historia; de cómo se podía construir objetivamente el conocimiento. Y de que, en última instancia, la práctica, la realidad, era el criterio y la constatación donde encontrar la verdad.
Pero qué problema, qué contradicción, qué agonía existencial cuando comencé a aplicar esas verdades científicas a la realidad cubana. Pero si hasta ese punto aún tenía mis dudas, estas se desplomaron, cuando a mi vida llegó, como transfusión espiritual, el conocimiento de la maravilla que es la Ética Martiana.
A partir de entonces comprendí, cómo se implementa, lo que realmente significa en la práctica, aquello de “dentro de la revolución todo, fuera de la revolución nada”. No importa cuáles sean tus intenciones, no importa siquiera, si te consideras, con ingenuidad, “revolucionario”, por no decir ya, Revolucionario de verdad; lo que importa es que aceptes la mutilación del ejercicio íntegro de los demás y de sí propio, y el ejercicio de pensar con cabeza propia.
Lo que importa es que para ser “revolucionario”, y por tanto, no ser un “gusano”, esto quiere decir: ser despojado de todo derecho, de toda humanidad, de toda dignidad humana; para ello, para estar dentro de la “revolución” hay que aceptarlo todo, todo lo que decidan que es “revolucionario” unos pocos encumbrados. Es todo o nada. Es estar dispuestos a aceptar la autocrática y antimartiana idea: de con unos pocos “mesiánicos e iluminados” y para el “bien de todos”.
Y a menudo sucede como en aquel cuento clásico de humorismo soviético, donde ovejas que huyen, al ser interceptadas e interrogadas en un punto fronterizo por agentes de emigración, a la preguntan de por qué han decidido escapar de la “revolución”, responden: porque están arrestando a todos los caballos por poner en riesgo la seguridad del estado. Y a la pregunta, de que si a los que estaban apresando eran a los caballos, entonces por qué ellas, ovejas, estaban huyendo; estas responden: bueno, eso mismo hemos tratado nosotros de explicarle a la seguridad del estado.
Recuerdo también cuando en mis primeras clases de Historia de Cuba me enseñaron que la Revolución Cubana era una sola y que había iniciado el 10 de octubre de 1868. Aprendí que la Revolución era un proceso único, continuo, complejo, con diferentes etapas históricas primadas de contradicciones, errores, traiciones, avances y retrocesos; a veces con más confianza en la capacidad propia del pueblo cubano para construir su destino… Por tanto, en consecuencia, por ahora, solo diré dos verdades para mí como un templo: 1- ¡Yo soy revolucionario, de esa verdadera y única Revolución que no ha triunfado aún! 2- ¡El líder histórico e indiscutible de la Revolución Cubana se llama José Martí!
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La madurez política de los pueblos empieza en los individuos de pensamiento libre que van proclamando la realidad. La luz de la libertad se comparte y se dispersa como realidad en potencial.
Coincido totalmente con las ideas expresadas en este comentario,y me resulta interesante ,que a pesar de los 33 años,con los que supero al comentarista,puedo lograr la coincidencia de ideas,eso me ratifica, en que esta es la forma correcta de pensar,ya que hay momentos en que me digo, esta en un error,haber vivido a plenitud este experimento social, no me ha servido de nada,cada dia que pasa, aunque estas ideas a lo mejor no son mayoritarias,si creo que van por el buen camino.
Me atrevería a decir,que a pesar de los años transcurridos, aplicar lo planteado en los lineamientos del PRC en la Cuba de hoy,daría al traste con la mayoría de los problemas que nos ha traído este experimento,si creo que debe ser la base teórica, para partir en la nueva constitución de Cuba,y en su proyecto político,la practica ha demostrado con creces,que aquel ideario es valido,y que el verdadero actor de la revolución cubana fue Jose Marti,y que a el no se le habría ocurrido nunca atacar el Cuartel Moncada.
Ya lo he esdrito en varios comentarios,y lo ratifico aqui,para darle solucion a un problema, hay que hacer un analisis profundo del mismo,despues describirlo correctamente,y a partir de ese momento,actuar sobre su solucion.No veo bien definidas, las causas y las consecuencias o efectos de este sistema,ya que es algop muy bien elaborado,y en muchos casos se tienden a confundir estos dos elementos,sera la causa o una consecuencia.
Ej´,,,La miseria del pueblo cubano.
Esto se podría ver como una consecuencia del sistema,y para mi,es una causa inducida,y peor aun,se hace ver como la consecuencia del bloqueo del imperio.
Este es un simple ejemplo pero hay muchos mas,y propongo que se estudien por separado y profundamente.
Para complicar aun mas el panorama,hay en el poder seres, que están muy manchados de sangre, unos, y acomodados otros,esos no van a soltar el poder, si no hay un movimiento popular masivo,este se ve llegar, ya que el miedo,que es otro de los ingredientes del sistema,ya muchos lo estan perdiendo,y cada dia ese sistema tan gastado, se le hace mas complicado apagarlo.
Muchos nos fuimos,yo no me aplaudo por ello, ni tampoco a los demás, aunque tampoco los critico,ni me critico a mi, ya que eso hay que respetarlo dado el caso de poder absoluto del sistema,pero hay muchos cubanos en Cuba con mucho coraje, que si lo pueden hacer…Veo el problema, de que las ideas básicas no se terminan de unificar, en las distintas organizaciones,y así no se triunfa, hay que lograr el enfoque sobre el objetivo central,y convertirlo en el rayo Láser,que destruya esa capa de poder que aun pertenece a los opresores.