La teoría y la práctica en nuestra América

 

Foto: (CLAES)

Hace al menos dos décadas, desde el ascenso al poder de Hugo Chavez, el debate político en America Latina ha tenido como centro de sus discusiones el modelo populista que fue implantado en Venezuela y que no ha dejado de exportarse, con mayor o menor éxito, al resto del continente.

Después del fracaso estrepitoso del experimento llamado “socialismo del siglo XXI”, los argumentos en su contra cobraron gran fuerza y al día de hoy, no es tan difícil para ningún candidato demócrata bien informado ganar por amplio margen una confrontación de ideas ante los representantes de la izquierda radical.

Con la abrumadora evidencia que tenemos a la mano sobre la inviabilidad de éste tipo de proyectos políticos, pareciera imposible que candidatos como Gustavo Petro en Colombia ó Manuel López Obrador en México resultaran al día de hoy competitivos en las encuestas de cara a las próximas elecciones.

Al parecer, la percepción que tiene el votante no está basada únicamente en los contenidos televisivos, los videos didácticos, o los post de las redes sociales. Una buena parte de los ciudadanos del mundo sigue tomando como referencia para dar o quitar apoyo a cualquier político, la situación concreta en la que vive.

Salvar la democracia de las garras del populismo constituye, a criterio de muchos, la “misión” que tienen los electores de cara a los próximos comicios, y eso no deja de ser cierto. Lo que no sería sano es que, esta perspectiva anule el necesario debate que se debe tener en cuanto a la calidad de las democracias y de los gobiernos que aspiran a ser electos como alternativas al populismo.

De nada sirve hoy ganar debates ideológicos o demostrar la falsedad de la propuesta alineada al chavismo, si luego de ser electos, muchos candidatos demócratas no durarán nada en su silla sin que sean procesados por corrupción, compra de votos, alianzas con las mafias, vínculos con el narcotráfico, crímenes contra periodistas, empresas fantasmas para lavar dinero y todo un rosario que se ha hecho regla, salvo honrosas excepciones desde el Río Bravo, hasta la Patagonia.

Por mucho que cueste admitirlo, son los malos gobiernos democráticos los principales artífices del populismo y sus consecuencias, por no haber aprovechado al máximo sus años en el poder para implementar los cambios estructurales, las inversiones y las políticas públicas que urgen en América Latina para mejorar la calidad de vida de buena parte de nuestros pueblos.

Es didicil de creer que en la era que vivimos, millones de personas en nuestra América siguen sin poder acceder a la atención médica que necesitan, algunos tampoco pueden estudiar los niveles elementales pues necesitan trabajar desde niños y el crimen, disperso u organizado, reina a sus anchas en poblaciones completas donde gobiernos y policías significan menos que un cero a la izquierda.

Yo sé que la formula populista no resuelve éstos problemas, ó si los resuelve en parte, es a cambio de hipotecar tu vida, tu voluntad y tu conciencia. ¿Cómo no saberlo siendo cubano? Pero, si estamos claros de que éste no es el camino, de que la solución no está en “dar el pescado sino enseñar a usar la vara”, que “no se puede tomar leche y comer carne de la misma vaca” y muchas otras recetas que parecen simplemente obvias; ¿Por qué no se avanza lo suficiente con soluciones emanadas de la democracia? ¿Acaso no es para eso que existe la propia democracia?

No albergo la menor duda de que el diseño democrático occidental, basado en el balance de los poderes, la libertad de expresión y el respeto a los derechos humanos reconocidos en la declaración universal, el es mejor que existe sobre la faz de la tierra, pero si el capital humano encargado de hacer funcionar el sistema no respeta sus reglas y traiciona reiteradamente el pacto social y la confianza de los ultrajados electores, entonces, inevitablemente éstos terminarán rechazando a los políticos y también al diseño de la democracia.

Hoy más que nunca, el futuro de nuestra América depende de la seriedad, honestidad y compromiso de los líderes democráticos. Esto debiera, al menos en teoría, hacernos sentir dichosos y seguros. Ya veremos qué sucede en la práctica.

Ing. Eliecer Avila.

Pte. Somos+

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One comment on “La teoría y la práctica en nuestra América
  1. Cuál democracia si esta es comprada?. Este modelo de vida impuesto por los grandes capitales de USA, ha causado mas muerte, hambre, ignorancia, degradación de valores éticos y morales, que los gobiernos que el artículo llama populista. No permite el ejercicio de una democracia. El pueblo no es gobernado por el pueblo ni para beneficio del pueblo…cuando menos en México. Ni siquiera cuando inicia con el voto. Quién no ha sabido que los dos partidos alineados a los grandes capitales, por no decir al imperio, han comprado el voto?. Dónde, digame el articulista está esa democracia?. Si ni siquiera es permitida libremente, si se aprovecha del hambre que el mismo sistema de gobierno, auspiciado por ese mamotreto de democracia que nos viene de USA, la ha causado. El mundo entero está enterado que los gobiernos de derecha en México desde Felipe Calderón a Peña Nieto, se han aprovechado de esa hambre: al hambreado que son millones, se le da la credencial de elector, un teléfono con cámara para la toma de foto de la boleta como prueba de que votó para el PRI o PAN, pues es la única forma de obtener el pago prometido. No funciona pues esa demcracia. Produce mas hambre, degradación, pobreza, ignorancia. El pobre es mas pobre y el rico mas rico. El artículista no puede emplear el término «populismo» para Manuel López Obrador si no se le ha dado la oportunidad. En el caso de México, prefiero el populismo que la pseudodemocracia que hemos vivido en México de Miguel Aleman Valdez para acá.

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