Deuda externa, bloqueo y continuidad, los tres lados de un triángulo diabólico (III)

Por Germán M. González
El volumen de la deuda externa de un País por sí mismo no define la salud económica del mismo. Es la relación con la capacidad para generar riquezas y el volumen como acreedor con otros países lo que define —entre otros parámetros—el riesgo para potenciales inversores y Cuba alcanza la más baja calificación en todas las agencias evaluadoras.
No es posible exagerar la limitación que esto representa para la obtención de nuevos créditos tanto para inversiones de capital como para operaciones a corto plazo pues a los países en esta situación los prestamistas le aplican los máximos intereses y el mínimo de facilidades, y aun así se muestran reacios a negociar. Por eso para Cuba las posibilidades de crédito se circunscriben, casi exclusivamente, a consideraciones políticas, más que de negocios.
La aplicación de la Ley Libertad de 1996 (Helms-Burton) y su sustento, la Ley de Comercio con el Enemigo de 1917 por parte del gobierno estadounidense está condicionada a la certificación del Presidente al Congreso de la existencia en Cuba de un gobierno electo democráticamente y a la devolución, compensación o compromisos legales para hacerlo, de las propiedades confiscadas por el régimen.
Está claro que esas devoluciones o compensaciones no son posibles de forma inmediata, lo importante es fijar compromisos legales con infinidad de variables que no representan exactamente pagos en efectivo o devoluciones en físico. Pueden ser facilidades fiscales para
inversiones, entregas en comodato, etc. Todo eso se negocia siempre que haya voluntad para hacerlo.
Una lectura de la Ley Libertad de 1996 (Helms-Burton) permite ver que no contempla instalaciones educacionales, de salud, viviendas—excepto mayores de cincuenta mil dólares de aquella época ocupadas por miembros de la nomenclatura, pocas realmente— y por tanto
no ampara la inmensa mayoría de los afectados, las cuales incluyeron obreros, pequeños propietarios incluyendo campesinos, sindicatos y otras instituciones sociales, profesionales, religiosas etc. Todos estos casos sí están comprendidos en lo establecido por nuestra Constitución de 1940 cuyo articulado fijaba las normas constitucionales para resolver estos diferendos.
Durante el reciente proceso de implantación de la nueva constitución el que esto escribe preguntó a cientos de personas como ven a Cuba en un futuro a mediano y largo plazo. La inmensa mayoría de las respuestas no son publicables. La interrogante incluyó a personas afectas al régimen como voceros de los medios, funcionarios gubernamentales y partidistas, militares e incluso a dos oficiales de la policía política que me habían…invitado… a una entrevista (precisamente por estar haciendo esa pregunta), en sus respuestas no faltaron dos palabras: «resistencia» y «dignidad», nadie, absolutamente nadie, enarboló la consigna raulista de: socialismo próspero y sostenible; en la cual parece que no cree ni el que la lanzó.
Al preguntarse a un economista de cómo sería el panorama ideal cubano en su respuesta no faltarían las siguientes condiciones: agroindustria azucarera y otras diversificadas y modernizadas para aprovechar cuanto sub producto o derivado sea posible obtener; ganadería vacuna y otras, aprovechando esos recursos alimentarios volviendo a una masa ganadera vacuna no inferior a nueve millones de cabezas, también con su correspondiente industrialización; flotas mercantes y de pesca capaces de transportar parte importante de nuestro comercio internacional y abastecer de pescado barato y abundante a la población; desarrollos de la industria textil, de calzado para que los cubanos vuelvan a calzarse y vestirse de cubano; industria electrónica y en especial de las tecnologías de la información y las comunicaciones, y otras condiciones. De esa forma Cuba, que hoy tiene una densidad de habitantes por Km 2 relativamente baja (menos de 100) y con tendencia a disminuir, pudiera recuperar parte de la población emigrada o residiendo en el extranjero por tiempo indefinido y con una economía capaz de sostener a su población y lograr una tasa de crecimiento demográfico sostenible.
Lo anterior puede parecer una aspiración utópica, pero no es más de lo logrado durante la República inaugurada el 20 de Mayo de 1902: en menos de seis décadas se cuadriplicó la población; se multiplicó por diez el Producto Interno Bruto (PIB); se creó una moneda que se mantuvo siempre a la par del dólar estadounidense; al ser abolida no tenía deuda externa de consideración y los organismos internacionales la calificaban como país semi desarrollado por la participación de la manufactura industrial en la creación del PIB y la infraestructura creada, solo estaba limitada por depender de un solo producto para la exportación (75-80% del azúcar). Sin embargo esta agroindustria solo formaba el 25% del PIB en esa época, Cuba era un país mono exportador pero no mono productor.
Todo lo expuesto prueba que el tercer lado del triángulo fatal en el cual están confinados los cubanos que permanecen en Cuba es el sistema político y económico vigente, institucionalizado en una constitución de corte estalinista en que cada derecho reconocido en un artículo se condiciona en otro y en la legislación complementaria. Este es el significado real de la continuidad, cuya meta es un estado capitalista sin Estado de Derecho, al estilo chino o vietnamita.
Como en 1898 los únicos en el mundo con capacidad financiera y nivel de organización capaces del milagro descrito son los estadounidenses, cubanos americanos y cubanos de todas partes. Una vuelta a la República y a la Democracia nos pondría además en el ámbito al que pertenecemos: la civilización occidental y el entorno geográfico de Norteamérica de donde salimos artificialmente para nuestra desgracia no solo económica, sino social y cultural.
¿Cómo lograr este propósito? Buena pregunta para un debate patriótico olvidando diferencias mezquinas, pero sí es seguro algo: de no ocurrir ese cambio en un plazo cada vez más breve lo que está en peligro de extinción es la propia nacionalidad cubana.
@Juan_Medici
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