Por Joanna Columbié
El 9 de noviembre de 1989 quedó esculpido en la Historia Universal como el día de la caída del Muro de Berlín. Muchas historias se tejen alrededor de tan trascendental acontecimiento. Una de ellas es la labor durante esos años de Christian Führer, el pastor de la iglesia San Nicolás en la ciudad de Leipzig, Alemania Oriental.
Hacía más de 7 años que Christian estaba decepcionado del régimen que les sometía y decidió comenzar reuniones de oración por la paz cada lunes por la tarde. Estas reuniones eran desalentadas por el régimen y en muchas ocasiones solo participaban alrededor de 12 personas. No eran una preocupación para el gobierno alemán.
Pero todo comenzó a cambiar cuando en 1985 el pastor Fürher escribió en la puerta del templo una frase inclusiva al decir que su iglesia estaba «Abierta para todos». A partir de ese instante el templo de San Nicolás se convirtió en el espacio de complicidad de creyentes y ateos para hablar sobre aquellos temas censurados en público.
Cuatro años después e ignorando todo tipo de amenazas y un operativo policial sin precedentes, más de 8.000 personas se reunieron el 9 de octubre de 1989 en la iglesia. Desde hacía meses las autoridades trataban de impedir el paso de la gente, pero a pesar de las golpizas y los arrestos de manifestantes se reunieron dentro del templo.
Después de una hora de culto el pastor Führer guió a las personas hacia la salida y la congregación se unió a una multitud estimada en 70.000 personas para protestar en contra del régimen comunista. Fue la mayor manifestación abierta en Alemania Oriental. Sin embargo no se trató de una concentración organizada en minutos, sino de años de oraciones semanales establecidas.
Los manifestantes solo sostenían velas y comenzaron a marchar alrededor de la ciudad. Pasaron por los cuarteles de la Stasi y cantaban «nosotros somos el pueblo» y «no a la violencia», acompañados por miles de policías anti-disturbios preparados para intervenir. Sin embargo en el momento decisivo, la policía se hizo a un lado y dejó a la gente marchar. Años más tarde algunos funcionarios de la Alemania Oriental dijeron que “estaban preparados para todo, menos velas y oraciones”, según relató el pastor.
Después de este acontecimiento cientos de miles de personas tomaron las calles el siguiente lunes. Erich Honecker renunció dos días después. La disidencia se volvió cada vez más fuerte. Exactamente un mes más tarde de los eventos del 9 de octubre, el Muro de Berlín cayó en medio de escenas de júbilo que fueron seguidas por todo el mundo.
Muchos cuestionarán si la oración masiva de la iglesia de Leipzig fue la causa directa o no, en verdad las oraciones semanales y el valor de salir a las calles mostraron que la gente estaba harta del sistema y quería cambios fundamentales, unido a esto una cadena de eventos, que tuvieron influencia unos sobre otros, terminaron con la caída del Muro.
Lo que sí es innegable es la necesidad de que todos aquellos que tienen capacidad de convocatoria, iglesia y pastores incluidos, sean capaces de mirar hacia atrás de manera analítica, de valorar el presente con objetividad y caminar hacia el futuro con optimismo. Pero para eso es necesario seguir el ejemplo de esta iglesia que jugó un importante rol político bajo un régimen ateo.
Ya han pasado 27 años de aquella realidad y hoy Cuba vive momentos similares de represión y desencanto bajo un régimen tiránico, quiera la iglesia cubana tener el valor de seguir el ejemplo de la iglesia San Nicolás y surjan muchos Cristian Führer que acompañen al pueblo cubano y también paguen el precio de decir como él dijo: «Lo hicimos porque la iglesia tenía que hacerlo».
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Joanna,
¡Maravilloso artículo y reflexiones!!!!!
Como cristiano católico, hace mucho tiempo, me pregunto que es lo que está haciendo la llamada «jerarquía» de mi Iglesia que no hace aparentemente nada para que dentro de unos años, en una Cuba auténticamente libre, podamos los católicos decir: «Lo hicimos porque la iglesia tenía que hacerlo».
JMPresol
La jerarquía de tu iglesia católica, nuestra iglesia además, en Cuba no se mete en política, respetando las decisiones que a nivel de estado se tomen, le recuerdo que el Vaticano como tal es un estado y al menos públicamente no puede hacer ingerencias en asuntos internos de otro estado. Desdichadamente para muchos como uds. eso los defrauda, pues existen buenas relaciones iglesia católica Estado cubano y respeto en tal sentido.
Ya en Cuba se vivió en más de una ocasión la experiencia de la iglesia metida en asuntos políticos, y sus consecuencias las pagaron más de 14 mil niños Peter Pan, pregúnteles a ellos que saben más que nosotros de eso.
O cuando a principios de haber triunfado la revolución algunos Curas apoyaron a bandidos que escondieron en la casa de dios, en contra de los principios de la propia iglesia católica, de eso su padre debe acordarse.
Son cosas del pasado que no van a regresar pues hoy en día han cambiado muchas cuestiones en las relaciones iglesia estado cubano.
Oye David, eso de que no se mete en politica, te deja con la memoria bien corta. O acaso se te olvido «El amor todo lo espera»? A tus jefes aun les pica aquello y fue de lo mejor que se hizo, en un momento concreto.
Ahora lamentablemente la estrategia ha cambiado y han decidido ganar espacios, en lugar de enfrentar directamente. Pero eso no quita que la estrategia cambie de nuevo. La jerarquia se mete menos de lo que deberia, pero el resto de fieles, creo que se meten bastante.
Incluso algun cura, se mete bastante, y casulamente los frenos de su lada alguna vez, se cortaron solos sin querer….