Por: José Manuel Presol
Esto no puede ser: ¡ha tenido que ser mi “querido” Granma quien me recordase una victoria de lo que pudiéramos llamar “Marina Mambí”, hace 120 años! Fue el 19 de Diciembre de 1896.
Aún faltaban más de 40 años para que nuestra Marina de Guerra asumiese el papel que le correspondió en la II Guerra Mundial: ser escolta de cuanto convoy pasase por nuestras costas camino del Golfo de México y los estados más próximos de los Estados Unidos.
Realizó su misión perfectamente, dificultando la actividad de los submarinos alemanes que, en las rutas entre Estados Unidos, Curaçao y Maracaibo, llegaron a hundir mercantes y petroleros por decenas cada mes. Según reconoció, ante el propio Congreso, el senador americano Kenneth McKellar, nuestra marina solo perdió el 0,025% de las cargas que le ordenaron custodiar y alcanzó su máxima gloria cuando destruyó el submarino alemán U-176 frente a las costas de Cayo Mégano Grande, en la actual provincia de Ciego de Ávila, el cual había hundido 11 buques aliados.
El mismo senador McKellar dijo: “los marinos cubanos se han comportado como hombres de acero en barcos de madera”; la verdad es que exageró un poco pues los barcos, igual que los marinos, eran de acero, algunos modernizados y construidos en nuestros astilleros y el tonelaje perdido fue del 0,19%. Pero… esa es otra historia.
La victoria que nos ocupa la protagonizó un barquito llamado “The Three Friends” que llevaba bastante tiempo realizado constantes viajes entre puertos de Florida y las costas cubanas, llevando hombres, armas y municiones. Era un viejo conocido de la Marina de la Corona, que nunca acabó de sacarse la espina de aquel día cuando tuvo la osadía de desembarcar un cargamento nada menos que en la playa de Boca Ciega, guiándose por las luces de El Morro y al alcance de los cañones de los castillos de La Habana.
Aquella expedición fue al mando del General Mambí José Joaquín Castillo Dunay, amigo personal de Maceo, que ya antes se había destacado al ser nombrado delegado para la Constitución de Jimaguayú y también como componente de una expedición de exploración al Ártico. Años más tarde fue el encargado de dirigir a los mambises que cubrieron el desembarco americano en la Playa de Daiquirí y luego apoyarles en el ataque a la Loma de San Juan.
En esta ocasión “The Three Friends” actuaba cumpliendo órdenes de Maceo, quien había solicitado hacía algunas semanas, días antes de su muerte, el envío de material a las tropas de las provincias centrales.
La expedición estaba al mando del coronel Federico Pérez Carbó, las operaciones de desembarco a cargo del comandante Rafael Pérez Morales, que regresaba para reincorporarse a la lucha, tras recuperarse de las heridas sufridas en el combate de Mal Tiempo, donde había perdido un ojo. La nave propiamente dicha estaba al mando del americano de origen irlandés capitán John O’Brien, conocido en todos los ambientes “no recomendables” de Florida como “capitán dinamita”.
Ese 19 de Diciembre, The Three Friends estaba puntual en el lugar previsto, frente a la desembocadura del río San Juan, cerca de Cienfuegos. Ya caída la noche, O’Brien observó algo extraño y dio orden de huir a toda velocidad. El coronel Pérez Carbó le señaló que debía estar sobrevalorando una sombra, y recibió una risa por respuesta y un “espera un momento y verás”. Como si fuese el eco de su voz, en ese momento un cañonazo cayó junto al barco. Casi simultáneamente se pudieron ver las dos sombras de otros tantos barcos enemigos.
En la mejor tradición de cualquier película de aventuras, O’Brien dio orden de alejarse a toda máquina para ganar tiempo, pues sabía que las cañoneras, más veloces, acabarían por alcanzarles, pero también ordenó subir a cubierta y atar y asegurar a proa la pieza más “valiosa” del cargamento: un cañón Hotchkiss de 12 libras. A continuación llamó a uno de los marineros, un tal Michel Walsh, que había servido como artillero en la Armada americana y le dijo que de él dependía que saliesen bien de aquello.
Walsh bastante acostumbrado a fanfarronear le quitó el megáfono que llevaba O’Brien y grito en dirección a las cañoneras: “prepárense a un entierro en el mar”, todo mientras The Three Friends giraba en redondo y hacía proa a sus atacantes.
Lo cierto es que aquello empezó bastante mal, pues al tirar no se percataron que con las prisas y la oscuridad se había caído el fulminante del proyectil y el cañón no disparó. Tuvieron que recargar. A oscuras y con el blanco más próximo, a media milla, dispararon. Ahora sí. ¡Y acertaron! Dieron justo en el puente de la cañonera más cercana, causando nada menos que 13 muertos y 12 heridos.
Los navíos españoles pararon y se dieron la vuelta lanzando bengalas de socorro. No esperaban encontrarse con artillería y menos de ese calibre.
The Three Friends pudo marcharse tranquilamente, pero también bastante deteriorada: el cañón, en su retroceso, había arrancado parte de la barandilla de proa y a punto estuvo de caer al mar, pero al final había ido a incrustarse bajo la cabina de mando.
Decidieron enterrar su cargamento, para aligerar peso, en un cayo cercano y retirarse a toda la velocidad que permitían sus motores. Días después otro barco, el Dauntless, recogió las armas y las entregó a su destinatario, el 4º Cuerpo del Ejército Mambí. Se trataba de nada menos que de 1,200 fusiles, 500,000 cartuchos, 600 machetes, cajas de medicamentos y el famoso cañón, ya montado sobre sus ruedas, con 198 proyectiles (faltaban los dos utilizados).
Como se comprenderá, cualquier similitud con el desembarco, 60 años después, del Granma, que llegó dos días tarde, a un sitio distinto del acordado, encallando en la playa y casi perdiendo un hombre por el camino, es mera coincidencia.
Algunas fuentes utilizadas:
- Diario Granma.- 19dic16.- Aniversario 120 del único combate naval mambí.
- Portell Vila, Herminio.- John O’Brien, Captain Dynamite.- http://www.irlandeses.org/1003portellvila.htm
- Barroeta Scheinagel, S.- Los sucesos de Cienfuegos y la situación actual de la Isla de Cuba.- A.M.A.N. New York 1897.
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Me alegro que hayan tomado consejo y que en los escritos citen sus fuentes, no escriban lo que algunos dicen o criterios propios, eso es lo que tergiversa los hechos y en un principio siempre ud. hizo de forma intencional. Ah recuerde que cuando de historia se refiera, las fuentes que utilice no sean ni de izquierda ni derecha para evitar parcialidades, solo utilice fuentes históricas fiables, no de medios que siempre han estado en contra de la revolución cubana, así será más creíble.
Por cierto, el machete de Agramonte siempre estuvo listo para ser descargado, pero en la lucha por una Cuba mejor, no para empeorar ni para volver al colonialismo extranjero, como hoy por desgracia sucede en algunos países del área, como nuestro querido Puerto Rico, que sigue siendo colonia de los EE.UU, aunque con otro nombre, Estado asociado creo.
JMPresol……
Al fin escribes algo histórico que no tergiversas, al menos hasta donde conozco y he leído, solo quisiera saber de donde sacaste datos tan precisos como conversaciones entre los marinos del barco mambí.
Y como siempre al final la coletilla, que no te podía faltar, no se porque esa manía, de hacer mención al desembarco del Granma, que nada tiene que ver con este hecho que tan bien comentaste, ahí fallaste, ese es el problema de uds. que hablan bonito al principio y después al final la ca…. y todo pierde el sentido histórico.
Hola viejo «amigo»:
Ya ve usted, voy a volver a pensar, como cuando era niño, que los Reyes Magos existen. Ya le había echado de menos. Espero que sepa captar la “broma” de este comentario y no empiece a apuntar que la ancianidad está empezando a minar mi discernimiento.
Muchas gracias por decir que no tergiverso los hechos. Simplemente es lo que he intentado hacer siempre, aunque usted no opine o diga lo mismo.
Los datos han sido sacados de varias fuentes. Desde hace algún tiempo, estamos intentando en los artículos que no sean de opinión citen sus fuentes. Puede encontrar algunas de las mías al final del artículo.
La comparación con la expedición del Granma es inevitable, pues ambos hechos están separados por 60 años casi exactos; después, como digo, cualquier similitud es mera coincidencia. Además, como nos enseñó Agramonte, el machete siempre tiene que estar presto a ser descargado, aunque en este caso sea un “machete” no violento.
Uno de nuestros grandes olvidos históricos es nuestra Marina de Guerra Nacional.
Hay muchos hechos que pueden ser comparados a los de la Marina de cualquier otro país.