Por Ezequiel Álvarez
El 10 de febrero de 1879 firman el General Vicente García del Ejército Libertador y el General Arsenio Martínez Campos la capitulación de los combatientes por la independencia de Cuba frente a las tropas españolas. Después de diez años de luchas internas, de desgaste humano, la moral en algunos sectores había decaído a nivel tal que algunos sintiéndose derrotados dejaron de luchar y optaron por darle a España la victoria y renunciaron a los sueños de independencia, ya que el Pacto restablecía todos los poderes a los colonizadores y a los insurgentes escasamente nada.
Parece que se olvidaron de comunicárselo al General Antonio Maceo, ya que seguía luchando y teniendo victorias sobre las fuerzas coloniales de La Metrópoli.
Convocan al general a un parlé con Martínez Campos en Los Mangos de Baraguá el 15 de marzo de 1879, donde Maceo rehúsa aceptar las condiciones establecidas en el pacto y se produce «La Protesta de Baraguá» y una de las más célebres palabras pronunciadas por el General Antonio Maceo:
«No nos entendemos».
Palabras de quien rehusó capitular. Palabras que encierran la esencia indomable de quien renuente a aceptar derrota, es ejemplo fiel del lema aquel de «Libertad o Muerte» que motivaba al mambí.
Los tiempos cambian y los protagonistas no son los mismos, pero antes situaciones similares, donde algunos ya han capitulado y aceptado la situación presente como permanente, los herederos del fervor patriótico desplegado en Baraguá, le decimos a los que pactan en un nuevo Zanjón con la dictadura:
«No nos entendemos»
Nosotros preferimos luchar por una patria mejor.
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