Por Joanna Columbié
Publicado previamente en Facebook / Autorizado
Hasta el jueves 10 de septiembre todas las historias de mis amigos opositores me parecían lejanas, casi sacadas de películas o de programas como Día y Noche o Tras La Huella (policiacos cubanos).
Pero el viernes 11 de septiembre amanecía diferente. Mi vida comenzaría a cambiar y en solo 3 dias yo pasaría de ser simplemente Joanna a ser el centro de la atención de la Seguridad del Estado en Camagüey, Cuba.
Las primeras 4 horas en mi lugar de trabajo estuvieron matizadas por un conversatorio con 2 oficiales. Ellos lo intentaron todo para disuadirme de pertenecer a la oposición y que desistiera de viajar a la Habana a donde pretendía tener un encuentro con Eliécer Ávila y Somos + y posteriormente reunirme con José Daniel Ferrer, coordinador nacional de UNPACU. Ante esto les dejé claro que solo yo decidía mis acciones. Ese día terminé tarde, regresé a mi casa y descansé.
A las 5.30 am del sábado salí de mi casa y cuando estoy cerrando la puerta escucho el sonido de una radio militar o walkie talkie. Enseguida supe que estaban allí, infelices, habían pasado frío, no habían dormido y yo placenteramente en mi cama había descansado toda la noche.
Me subo a un coche y me dirijo a la salida de mi pueblo con rumbo a una escala en la ciudad de Ciego de Ávila y durante todo el recorrido una moto despacio nos seguía, luego nos detienen y me dicen en impositivo y arrogante tono: “Joanna ¿qué fue lo que te prohibió ayer mi jefatura?”
Mi respuesta no se hizo esperar: “No sé quién es tu jefatura y a mí nadie me prohíbe nada”
Las siguientes 8 horas las pasé detenida, arbitraria e ilegalmente, en la unidad de la policía, sin instrucción de cargos y con el encargo expreso de que no me moviera de allí para impedir, también ilegalmente, que viajara a la Habana, en franca violación a mis derechos. Durante ese tiempo envié 3 mensajes (a mi mamá, a Eliécer y a José Daniel) y al ver que ninguno se comunicaba conmigo llamé por teléfono, ninguno había recibido mis mensajes, seguían las violaciones al tener controlada la línea de mi móvil.
Después me liberaron, pero las persecuciones y el control continuaron, dos hombres me seguían a cada lugar que iba, cada uno a cierta distancia.
Disfruté un recorrido por mi pueblo intentando salir, sábado por la tarde es difícil acceder a un desde allí (acceder a que?) . Pero aún así no pretendía desistir, tenían que saber que no les tenemos miedo.
Luego ya en la tarde-noche me dirigí a mi casa. Las posibilidades cada hora que pasaban eran menores. Sin embargo los miedos de ellos eran mayores, pasaron otra noche de vigilancia. El vecino de al frente pasó todo el tiempo fuera de su casa, tirado en una esquina, había prestado su casa para que desde allí me vigilaran.
Yo decidí descansar y orar para que Dios permitiera que el resto del grupo pudiera llegar al Encuentro de Somos +, ellos pasaron otra noche más sin dormir.
El domingo transcurrió sin grandes dificultades. Solo que después de oficiar el culto en la iglesia que también pastoreo y que ya tenía líderes preparados para ese día ante mi ausencia, una vecina se acerca a mí y me dice que el barrio completo sabía lo que había sucedido y que habían dicho (nadie sabe quién) que me habían detenido porque iba a la Habana a hacerle un atentado al Papa.
No pude menos que reírme, qué ocurrentes. Pero al día siguiente, el lunes, al llegar a mi trabajo ya los comentarios no eran un atentado. Lo que habían dicho era que me habían hecho un registro en la casa y me habían encontrado explosivos.
Ahí sí que me dije: “Se les fue la mano, cualquiera que me conozca sabe que mis principios no admiten este tipo de acciones armadas y violentas, pero que además, si la causa de mi detención hubiese sido cualquiera de estas yo no estaría libre sino en una cárcel de máxima seguridad”
Agradezco a todos aquellos que me llamaron y se preocuparon, que se ocuparon de llevar la historia a internet : a Eliécer Ávila y la familia Somos + dentro y fuera de Cuba, a Manuel Mons, a José Daniel Ferrer, a Ana Olema, al pastor Carlos de la iglesia metodista, a Franky de Matanzas, a Javier de las Tunas, a Ileana desde España y a Titina. En especial a mi familia.
Muchos se me han acercado y me piden desistir, que eso no vale la pena, que nada va a cambiar, que estamos luchando por gusto. A ellos y a todos los cubanos que quieren un cambio y no se atreven a luchar por ese cambio solo les recuerdo que Martí dijo con toda claridad: “La libertad cuesta cara y hay que decidirse a pagarla por su precio o resignarse a vivir sin ella.”
Quisiera terminar por hoy con las palabras publicadas por Alfonso Susano, las cuales hago mías:
“Cuando sabes que tu vida la controlas tú y dejas que alguien la controle por ti dejando de pelear por ese derecho tuyo, solo escucharás las historias de los vencedores, de aquellos que se permitieron algunas lágrimas, y aun en el aislamiento jamás dejaron que su espíritu fuera gobernado por alguien más, de aquellos que a pesar del miedo y el terror a las represalias su fé nunca dejó de incendiar sus almas para empujarlos hacia adelante.”
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Todos estos casos debemos reportarlo al Consejo de Derechos Humanos de la ONU especificamente a Comite de detenciones arbitrarias bien documentadas y tambien a la CELAC para que vean quienes son los que violan los derechos humanos en Cuba y practican la intimidacion como norma para cooptar las libertades fundamentales
Sería interesante incluir fotos de los represores.
Joanna tengo un plan que yo voy a pagar por eso ,buscar un abogado y presentar una denuncia ante el misterio de justicia ,de intimidación ,persecución ,difamación y violacion de la derechos humanos contra tu persona practicado por los órganos de la seguridad de el estado facista contra usted ,comunícate conmigo ,Chapelin@yahoo.com
La verdad que es penoso todo esto.,
que tremendo , muchas bendiciones, necesitamos cientos de Cubanos más como usted.